Las barreras de acero azul de casi dos metros de altura que se hicieron populares en Wuhan cuando se cerró esta ciudad en enero, se han levantado en algunos barrios de Pekín, al registrarse 100 casos en cuatro.
Tras detectarse un brote en el principal mercado de la capital, el portavoz de la alcaldía, Xu Hejian, declaró que “la situación epidémica en la capital es extremadamente severa”, por lo que se cerrarán nuevamente todas sus escuelas y universidades, según ha anunciado su ayuntamiento.
Los taxis ya no pueden salir de la ciudad. Y los tipos engalanados con los trajes blancos protectores y tubos desinfectantes rocían a fondo varios mercados de la ciudad.
El epidemiólogo jefe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, Zeng Guang, ha asegurado que los resultados preliminares de la secuencia genética del virus que se ha encontrado en Xinfadi indican que “no se parece al tipo que ha circulado mayormente en China los últimos meses”.
Y Yang Zhanqiu, subdirector del departamento de biología de patógenos de la Universidad de Wuhan, ha apuntado además que el nuevo brote puede suponer una cepa del virus más contagiosa.
El Mundo