Aunque saltó a la fama en 2018 –cuando miles de imágenes con las tazas más bonitas y los colores pastel más románticos inundaron el Instagram–, la “moon milk” o “leche de luna” se antoja ahora más urgente que nunca.
Sin temor a equivocarme, a raíz de la cuarentena, creo que todos hemos sufrido en menor o mayor grado del insomnio. Y es que la vida tal y como la llevábamos hasta hace dos meses nos dio un giro de 180 grados de un día para otro, trastocando así nuestra rutina.
Con los horarios vueltos locos, también fui víctima del insomnio. Varias madrugadas sin poder pegar el ojo, y lo que es peor, con preocupación, ansiedad.
Así que una de esas noches insomnes en que navegaba por el Instagram caí en un post sobre la “leche de luna” y recordé lo que había leído acerca de sus múltiples propiedades.
Pero vamos por partes. ¿Qué es una “leche de luna”? Simplemente una leche caliente infusionada con hierbas o especias, endulzada con un poco de miel. Digamos que es como la versión contemporánea de la clásica leche tibia con la que nuestras madres nos mandaban a la cama. Sólo que ahora hay que “vestirla” de colores y sabores que calman el sistema nervioso.
Su origen se remonta a la tradición de la medicina ayurvédica, cuyo principio se basa en el bienestar integral de la mente, el cuerpo y el alma (o espíritu). No se trata de atender únicamente al cuerpo, sino de brindar un equilibrio a todo nuestro sistema.
Bajo esa lógica, bebidas como ésta ayudan a incrementar las defensas de nuestro sistema inmunológico y, en el mejor de los casos, a restaurar la buena salud. En el caso que nos ocupa, alientan el relajamiento necesario para el buen dormir porque la leche contiene un aminoácido esencial llamado triptófano que induce al sueño.
Lo mejor de todo es que resulta muy fácil de preparar. Podemos echar mano de nuestra despensa para hacernos una buena “moon milk”, pues el ingrediente básico es la leche (que también puede ser de origen vegetal) que nunca nos falta, además de la miel (o jarabe de maple o sirope de agave), alguna grasa buena, como la del aceite de coco o el de oliva, y las hierbas o especies de nuestra elección.
Entre otras opciones, a nuestra leche de luna le podemos agregar jengibre, cardamomo, cúrcuma, canela, clavo, nuez moscada, frutos del bosque o betabel en polvo (o cualquier otra fruta liofilizada) y hasta cacao natural en polvo.
En este punto seguro que se estarán preguntando cómo conseguir los tales frutos en polvo, y aunque no es difícil conseguirlos (amazon y realmarket.mx) les aseguro que su precio sí nos puede quitar algo más que el sueño. Por eso les ofrezco mi receta exprés con un simple truco: bastará con infusionar una bolsita del té frutal o herbal de su preferencia en una taza de leche. Y voilá.
Leche de luna en rosa (Pink latte):
- 1 vaso de leche de coco
- 1 cucharadita de miel
- 2 sobres de té de frambuesa y granada
- 1 pizca de jengibre
- Gotitas de aceite de oliva o de coco (opcional)
Calentar la leche a fuego medio. En cuanto empiece a hervir, apagar y añadir los sobres de té. Tapar y dejar infusionar 4 minutos. Desechar los sobres y servir en taza añadiendo el jengibre y la miel al gusto.
¿Qué les parece? Yo creo que es mejor que contar ovejas toda la noche, y además sabe delicioso.
Felices noches de moon milk.