viernes 20 septiembre, 2024
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COLUMNAS MARISSA RIVERA

«CUARTO PISO» ¿Estamos listos para trabajar desde casa?

 

Primero se vaciaron las escuelas, después las oficinas, luego los negocios. Total, que muchos trasladaron sus actividades laborales y estudiantiles a casa.

De manera forzada entramos al “trabajo en casa”, una actividad que se veía venir, pero no tan de golpe.

En junio del año pasado, el Senado aprobó una reforma al Artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo para establecer el “trabajo en casa”, como una medida para mejorar la calidad, el rendimiento y la productividad del empleado.

Pero el diminuto e invisible bicho que conmocionó al mundo, provocó de manera obligada el “home office”. El aislamiento social para contener el contagio del coronavirus lo aceleró. Y qué bueno, porque algo bueno nos dejará.

Según estudios, solo el 20 por ciento de las empresas mexicanas están preparadas para que sus empleados laboren desde casa.

En Europa y Estados Unidos el llamado “teletrabajo”, no es algo nuevo. Comenzó por lo menos hace dos décadas y con los avances tecnológicos ha ido evolucionando. Ya le digo, en México somos novatos en esta área.

A pesar de la nula experiencia en estos esquemas laborales, no tuvimos opciones. Habría que hacerlo. Y para muchos no ha sido sencillo.

En la emergencia sanitaria, los hijos toman clases en línea, los padres hacen “trabajo en casa” y las distracciones son muchas. Además, hay que considerar que no en todos los hogares hay más de una computadora.

Pero no solo eso, para las empresas que proveen los servicios de internet resultó que tampoco estaban preparadas para una demanda sin precedentes de los servicios. Y, obvio, en casa se dan cuenta de las deficiencias de un producto que pagaron y que nunca habían explotado como ahora.

Solo como un dato cabe recordar que en México hay 80.6 millones de usuarios de Internet. Se estima en 20.1 millones el número de hogares que disponen de Internet. En 2019 la principal actividad en Internet fue el entretenimiento, luego la obtención de información y en tercer lugar la comunicación.

Frente al “trabajo en casa”, las anécdotas son infinitas. Seguramente usted habrá escuchado durante el home office: “son más horas de trabajo”; “mi jefe exige más”; “cree que estoy de vacaciones”; “piden cosas sábados y domingos”; “el internet esta lento”; “nada más tengo una computadora”, por ejemplo.

También, habría que enumerar los diversos distractores que hay en casa y que no permiten un desempeño eficiente.

El trabajo en casa, forzado, en esta ocasión, es un buen experimento en nuestro país, las nuevas generaciones son quienes más lo demandan. Buscan esa forma de trabajo que les permita combinar su vida personal y laboral.

Pero hay pros y contras, lo aseguran quienes han hecho estudios al respecto.

No es un tema sencillo. Hay que ser organizado para que sea realmente un trabajo productivo. Es necesario establecer horarios y espacios para trabajar y no permitir que se alargue la jornada laboral.

Una de las principales ventajas es el ahorro en tiempo, evitar las horas de traslado que se pierden en ir de casa al trabajo.

Para los negocios y las empresas es rentable tener a su personal trabajando desde casa. Hay ahorros en los servicios de limpieza, agua, luz, internet, teléfono, papelería y otros consumibles.

La pandemia nos dará, sin duda, una gran oportunidad para mejorar los detalles y prepararse, tanto empresas como trabajadores, para nuevo esquema laboral que ya se ejerce, en otros países, con óptimos resultados.

 

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