La secretaria de Gobernación sostiene que los feminicidios y los casos de violencia contra la mujer no han disminuido pese al Covid-19.
Su titular, Olga Sánchez Cordero, dijo la semana pasada que los delitos de violencia contra la mujer no han disminuido porque la cuarentena ha obligado a que las mujeres víctimas pasen más tiempo con sus agresores.
En una conferencia de forma virtual con los medios, admitió que aunque aún no tienen cifras oficiales sobre el aumento en la violencia durante la pandemia, desde la Secretaría de Gobernación sí estiman que la violencia familiar ha crecido.
Esto, a pesar de que Alfonso Durazo dijera en días pasados que los homicidios –incluyendo feminicidios– y la violencia estuvieran a la baja. El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana ha sostenido que existe una disminución en los delitos con violencia y en los índices de criminalidad en México, y suavizó el repunte de homicidios en marzo, mes en el que se presentaron tres mil, 8.46 por ciento de incremento respecto a febrero.
“Podemos decir que estamos prácticamente en la línea de contención, que ha tenido altas pero también bajas relevantes”, expresó el funcionario en diferentes medios.
En contraste, Frida Guerrera, cronista del feminicidio en México, plantea que desde el 19 de marzo hasta el 21 de abril se han registrado 181 feminicidios en el país. “El gobierno reclasifica los feminicidios y dice que están bajando, pero no es así”, dijo en entrevista con la conductora Azucena Uresti.
En esa línea, el presidente de la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia, Rafael Guerra Álvarez, externó la alarmante cantidad de feminicidios en México, al estimar que hay más muertes de mujeres por ataques que por contagios de Covid-19.
El funcionario destacó que la mujer no está muriendo por enfermar de coronavirus, sino por la violencia de la que es objeto por parte de sus parejas. Así lo señaló durante el foro nacional virtual ‘Combate al feminicidio, a ocho años de su incorporación en el sistema de justicia: experiencias y desafíos’, difundido en las redes de la Cámara de Diputados.
Qué lejanas se ven las marchas del 8M y el paro nacional. Pero esa realidad que nos llevó a las calles no se ha ido. Las muertes siguen en crecimiento exponencial. El síntoma más grave es la impunidad y la omisión del Estado ante los asesinatos. Ni siquiera hay estadísticas claras y certeras en el tema.
La pandemia pasará, pero la cruda realidad de que nos están matando sigue. Y seguirá mientras no dejemos de ser números en informes. Hasta que se entienda que esas 10 asesinadas diarias tienen un nombre y una historia. ¿Hasta cuando acabará esta indolencia por nuestras vidas?