La contingencia del COVID-19 está demostrando la viabilidad del tele-trabajo en México, una alternativa que en el futuro podría beneficiar a miles de mujeres, al conciliar expectativas profesionales con sus necesidades personales.
Este panorama fue planteado por empresarias y consultores, en el foro virtual “La Economía de las Mujeres frente a la Emergencia Sanitaria”, convocado por la diputada federal Martha Tagle Martínez (Movimiento Ciudadano).
Y es que en medio de la suspensión de laborales parlamentarias, se ha abierto el espacio para el diálogo a distancia, una práctica que pareciera contar con más atención que la que en tiempos de normalidad prestan los legisladores a este tipo de debates.
Acaso el obligado confinamiento orilla a los representantes del Congreso a darle mayor valor a la tarea del debate.
Así que no todas son malas noticias. Y es que en el caso de la agenda feminista, la emergencia nos está permitiendo revisar en serio las alternativas siempre postergadas del trabajo flexible y desde casa.
Ya la semana anterior dábamos cuenta del diálogo entre las diputadas del Grupo Plural de Igualdad Sustantiva con la presidenta del Inmujeres, Nadine Gasman.
Y para continuar con la discusión sobre la economía de los cuidados y las tareas del Estado y de la sociedad para repartir la carga del quehacer doméstico –históricamente sobre las espaldas femeninas–, este miércoles 8 de abril, con un alcance en Facebook de más de nueve mil personas –200 de ellas conectadas– y 300 a través de la plataforma de videoconferencia Zoom, se analizó la experiencia del tele-trabajo.
La coyuntural situación de millones de mujeres laborando desde sus casas, por el confinamiento impuesto, fue el tema que revisaron en este nuevo foro digital representantes empresariales y especialistas, quienes de entrada celebraron la capacidad de adaptación y las evidentes potencialidades de esta alternativa que tecnológicamente ya existe.
Pero también advirtieron del riesgo de sobrecarga que esta modalidad implica para la población femenina, si no se establecen las condiciones adecuadas para su desempeño: desde la importancia de que las mujeres contemos en casa con un espacio propio para el trabajo de oficina, hasta la garantía del acceso al internet, como bien lo alertó la ex subsecretaria de Energía, Lourdes Melgar.
El foro fue inaugurado por Laura Rojas Hernández (PAN), presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, quien expuso que en esta etapa de la contingencia, tres problemas que se están agravando para las mujeres: la sustentabilidad económica, la violencia conyugal y la carga por el cuidado de niños, enfermos, adultos mayores y el trabajo doméstico.
Belén Sanz, representante de ONU Mujeres, expuso que en México el 28 por ciento de los hogares tienen una jefatura fémina y que la participación de las mujeres es del 60 por ciento en el mercado informal, situación que las coloca en grave vulnerabilidad en la crisis de la pandemia, ante la falta de garantías, protección y seguridad social.
La diputada Tagle Martínez consideró la necesidad de que, en esta coyuntura, “todas las decisiones y medidas de mitigación y atención de la emergencia sanitaria por el COVID-19 sean tomadas con la participación de las mujeres y atendiendo los problemas de desigualdad que existían previo a la contingencia”.
Al compartir sus experiencias con el trabajo a distancia, Liliana Mejía de Grupo Bimbo, Mónica Flores de ManpowerGroup, Leonor Quiroz de COPARMEX y Mario Focil de Women on Boards advirtieron que todavía es muy pronto para saber si las empresas están respondiendo adecuadamente a las necesidades de las mujeres. Y reconocieron que la contingencia abrirá nuevas posibilidades para que las mujeres y hombres redistribuyan el trabajo productivo y reproductivo.
Revisaron también el tema de la responsabilidad social de las empresas, Emilia Vidal y Nayana Guerrero del Consejo Nacional de Mujeres Empresarias; Lourdes Melgar, Investigadora afiliada al MIT y Jorge Ramos, CEO de Delivering Happiness México, señalaron que esta emergencia está subrayando la urgencia de integrar un sistema de cuidados con perspectiva de género.
A pesar del alto nivel del debate, y de la relevancia de las conclusiones que muy bien reseñó la diputada Lorena Villavicencio (Morena), confirmando la urgencia de legislar pronto a favor del derecho al cuidado digno y al tiempo propio, la nota del foro en los medios se limitó al hackeo que durante un minuto sufrió la conversación en Zoom.
Es una lástima, porque las imprescindibles ideas ahí expuestas fueron opacadas por la imagen de un grupo de hombres que fornicaban a una mujer, confirmando la vulnerabilidad de esa plataforma en términos de ciberseguridad.
Una pena que los medios den prioridad a las patanerías que este tipo de acciones conllevan, minimizando el debate de fondo que pone en cuestión el estatus quo.
Porque al final, los organizadores lograron resolver a tiempo el hackeo y la discusión continuó hasta sumar casi tres horas de análisis.
Esa anécdota puso en evidencia lo que ya sabemos: las causas feministas se encuentran azuzadas por la resistencia de la misoginia, la cual se manifiesta igual desde los aparatos y las voces del Estado, como en los mortales.
Porque como bien lo alertó Mario Fócil al referirse al hackeo: “el machismo y la estupidez no descansan ni cuando hay emergencia por Covid-19”.