jueves 21 noviembre, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

El ‘Muere Latino’ y los Slim contagiados

Bien dicen que si Kafka hubiera conocido México, su literatura habría sido más bien costumbrista y no surrealista, porque aquí en la patria del nopal y la serpiente todo es irreal.

En verdad me dio risa -no sé si de nervios- escuchar que eventos masivos como la crucifixión de Iztapalapa en Semana Santa y el festival Vive Latino en CDMX, no habrían de cancelarse a pesar de que el planeta está de cabeza por la pandemia, con un sin fin de canceladeras de todo tipo, desde vuelos comerciales y ligas de futbol profesional, hasta convenciones internacionales. La industria de la aviación podría quebrar, así de grave está el paro técnico global.

Mientras la Merkel en Alemania alerta a su pueblo que hasta un 80 por ciento de los alemanes pudiera contagiarse de coronavirus, el presidente de Turquía es rodeado por agentes con cámaras térmicas para identificar contagiados, y el Papa es aislado en el Vaticano, en la tierra azteca nuestro primer mandatario reparte cientos de besos y abrazos a diestra y siniestra en sus giras multitudinarias, que parecen una serpentina sin fin, con lo cual desoye absolutamente todos los consejos que su propio gobierno emite a la población.

De ternura fue escuchar a una reportera preguntarle al subsecretario de Salud, López-Gatell, en la conferencia mañanera del lunes 16, si el presidente no pudiera convertirse en foco de infección para los más pobres del país, en caso de contagiarse y estar visitando comunidades marginadas. Parecía una escena de alguna película de Viruta y Capulina.

Todo el numerito yo lo catalogaría de tragicómico. El funcionario, estando a un puñado de metros del mismísimo presidente, acabó deseando que ojalá AMLO se contagiara de una vez por todas para callarle la boca a los criticones, al demostrarles que en 14 días quedaría incluso hasta inmune del bichito chino.

Y el tabasqueño escuchando impávido la temeraria aseveración, que más bien parecería un ave de mal agüero tratándose él, de un hombre de más de 60 años de edad, hipertenso y con un infarto en su historial médico, por no mencionar las fuertes presiones que vive un jefe de Estado, cuando preside uno de los países más violentos del mundo, con el tipo de cambio fuera de control, el precio del petróleo colapsado (poniendo en riesgo de convertir a Pemex en un activo basura), una recesión en puerta, la Bolsa de Valores derrumbada, las mujeres mexicanas encabronadas con su administración y, para colmo, un partido oficial -Morena- agarrado del chongo todos contra todos, a tan sólo un año de la elección intermedia.

Yo me pregunto si decenas o cientos de los asistentes al Vive Latino no estaban en fase asintomática de incubación o si los millones de personas que acuden anualmente a Iztapalapa durante la Semana Mayor, no andarán por las mismas, y pudieran convertirse en un silencioso e involuntario ejército de oscuridad, expandiendo el contagio por todo el territorio nacional.

La no cancelación del festival se convirtió en noticia de estupor en Europa. Los periodiatas de la televisión alemana se veían tan azorados por el contrasentido, que parecían contemplar un sacrificio colectivo, al grito de “Muere Latino!”.

Lo de Iztapalapa parece contravenir al mismísimo Vaticano, que ya ha anunciado que las liturgias de Semana Santa serán sin público asistente en la Plaza de San Pedro, debido a la crisis sanitaria global.

Lo que debemos entender es que el coronavirus en sí no es letal; sólo pone en riesgo a cerca del 5 por ciento de los infectados. Pero si ese 5 por ciento llega de golpe a pedir auxilio, cualquier sistema de salud colapsa porque no tienen suficientes equipos respiradores para atender crisis respiratorias de esa población vulnerable. De ahí la importancia de que la “curva de contagio” sea frenada a fin de dar tiempo a que los hospitales puedan ir atendiendo poco a poco a los afectados.

La otra noticia, de que un primo de Carlos Slim se contagió, y de que quizá varios miembros de esa familia hubiesen corrido la misma suerte al compartir un avión privado contaminado, proveniente de Vale, Colorado, me lleva a la siguiente reflexión: podrás ser dueño del mundo, podrás tener riquezas y poder, influencia y prestigio, fama y preeminencia, pero la condición humana es la condición humana. Todos los habitantes de este planeta nacemos y morimos, vamos al baño, nos enfermamos, necesitamos comer y dormir, tenemos emociones y sentimientos, necesitamos a los demás.

El budismo dice que en realidad todos somos una energía, un todo, que la noción de separación es falsa. Conviene, en tiempos convulsos como éstos, recordar que también el budismo nos invita a recurrir al refugio interior. Acompañarnos a nosotros mismos y para ello recurrir al silencio de la meditación, donde todas las respuestas que uno busca son posibles de encontrar.

Raúl Rodríguez Rodríguez
Analista y escritor
@rodriguezrraul
ig raulrodrodmk

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