En la conmemoración de una fecha como ésta, donde se reconoce a la familia, surge de forma espontánea la idea de la familia feliz, integrada por un papá, una mamá, hijo, hija e incluso una mascota. En los últimos años, de forma institucional se ha divulgado a familias integradas de forma diversa, sin papá, o sin mamá, con abuelos y abuelas, sin padres pero si con abuelos, sin hijos, con dos padres, o dos madres, solo con mascotas, todas varias pero así reconocidas.
Y entonces, volvemos a la creencia de que el hogar y la familia son el lugar seguro, donde se está protegido o protegida contra todo y todos.
Hasta que la cruda realidad nos regresa de manera abrupta para demostrar que, ese lugar idealizado puede ser el espacio físico donde se encuentre todo menos la paz, el más inseguro y al que no se desea volver.
Resulta increíble, que, la mayoría de la violaciones físicas a la niñez se da en el hogar, cometida por familiares muy cercanos a las víctimas. Pero no es la única vulneración a derechos fundamentales y humanos que sufren niñas y niños en su casa.
Es aquí cuando se relaciona esta cruenta realidad con la que expuso la película extranjera Cafarnaúm, donde en un hogar en el que existía gran pobreza, el hijo primogénito es capacitado por sus padres para realizar una especie de sustancia nociva con efectos psicotrópicos para vender de forma ilegal.
En esa cinta, el hijo demanda a sus padres por haberle dado la vida sin que él quisiera, por que lo trajeron al mundo en condiciones paupérrimas. La realidad que se refleja en la trama es una constante en la corta vida de muchos infantes, lo que demuestra también es un abuso al someter al hijo menor de edad a trabajar, y a realizar conductas delictivas.
Por otro lado, en el marco de los derechos fundamentales y humanos de las personas, en la trama se pueden reconocer varios derechos vulnerados: a una vida digna, a servicios de salud y asistencia social, a la educación, a tener una alimentación, a no realizar trabajos y menos forzados, derecho al cuidado.
Guardadas las proporciones, ya que, la película es de origen libanés, el protagonista menor de edad, es encarcelado y debe cumplir una pena por haber cometido el delito de intento de homicidio en contra del sujeto mayor de edad con el que fue casada su hermana, también menor de edad, quien murió debido a complicaciones de un embarazo en edad temprana.
Otro de los derechos vulnerados en el caso de la cinta, es el de la identidad, pues el niño protagonista, nunca fue registrado, por tanto, no contaba con documentos idóneos para que el Estado conociera su existencia, ello debido a que sus padres, jamás se preocuparon por ello, de hecho, la razón por la que decide demandar a sus padres ante el Estado, es porque se entera que nuevamente tendrán otro hijo, y considera que no son aptos, pues las circunstancias de vida que le dieron a él, a su hermana muerta y a los demás hijos menores, son pruebas fehacientes de la incapacidad de sus padres.
El contexto de esta película, quizá resulta extremo, pero la realidad de las cosas es que en México, se viven, no en todos los lugares, situaciones similares, los mal llamados hijos de la calle, no siempre se encuentran reconocidos ante el Registro Civil, por tanto, no cuentan para el Estado, pues no existen.
Hay muchas familias que viven en la calle, que no pueden ofrecer a sus hijos e hijas una vida digna, que es el primer derecho humano, que debe ser reconocido a cualquier persona por el hecho de ser persona.
Esa circunstancia, impide a esos menores el acceso a otros derechos, como de educación, salud y a una alimentación.
En el Día de la familia, es vital pensar en cómo el Estado se impone de estos casos y cuáles acciones permiten, que quienes son mayormente vulnerables accedan a una vida de derechos como lo establece el artículo primero Constitucional, sin menoscabo alguno y sin ser discriminados, de lo contrario, esta nación y cualquier país, que permita que sus niños y niñas vivan situaciones como la expuesta en Cafarnaúm les está fallando.
La familia es y deber ser, el lugar seguro para la niñez, el espacio físico y emocional que les enseñe a reconocer sus derechos humanos y a defenderlos.