Apenas y nos reponíamos del horrible crimen –si es que hay crímenes menos feos que otros aunque la saña y posterior exhibición dejó sin aliento- de Ingrid Escamilla, cuando el sábado un individuo que estaba a punto de aventarse de un puente y fue rescatado por policías, reconoció que había matado, calcinado y tirado a un canal de aguas a su sobrina de 17 años de edad. El hombre de unos 30 años de edad intentó suicidarse para librarse, según dijo, de la culpa por el asesinato. Horas después, el domingo, se reportó el hallazgo del cadáver de una niña de entre siete y nueve años de edad en una bolsa de plástico en la colonia Los Reyes de Tláhuac.
Cuando estas tres muertes de mujeres de distintas edades, ocurren con diferencias de horas y con la mayor brutalidad posible, es que algo muy feo y podrido está ocurriendo en nuestra sociedad. Algo que puede ser una combinación de impunidad, consumo de alcohol o drogas, violencia intrafamiliar, pero también un desdén desde las más altas esferas del poder hasta el más sencillo servidor público. Aunado a esto, la insensibilidad para filtrar fotografías de los crímenes y la desfachatez de algunos medios para publicarlas en sus primeras páginas. Todo esto es el retrato de un país, violento, misógino e insensible.
Las cifras de algunas organizaciones reafirman lo dicho: 10 mujeres son asesinadas todos los días, la mayoría, por novios, parejas, esposos, parientes, o por alguien cercano a la víctima.
El asesinato de Ingrid encendió las redes. El viernes las protestas llegaron hasta el Palacio Nacional. Por la tarde hubo marchas y quemas hasta de un camión del periódico La Prensa. Las mexicanas no nos sentimos tranquilas, pero además estamos indignadas. Si la capital del país que es gobernada por una mujer que dio enorme muestra de insensibilidad cuando se le preguntó sobre los feminicidios, qué podemos esperar que ocurra en el más pequeño de los municipios de la geografía mexicana.
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Si, la violencia no se combate con violencia. Pero es un hecho que los últimos acontecimientos que hemos vivido obligan a una reflexión profunda como sociedad, para reclamar y también para saber qué podemos hacer. Un poco de oxígeno fue leer las ochos columnas del periódico Excélsior del domingo, firmada por nuestra compañera Ivonne Melgar, (Acusan ceguera de MP en feminicidios; diputadas afinan 23 iniciativas de ley), respecto a que diputadas de varios partidos políticos presentaron 23 iniciativas que buscan más castigo para los feminicidios en todo el país.
Lo único que no nos podemos permitir es estar calladas y resignadas viendo pasar cadáveres.