sábado 23 noviembre, 2024
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«COLUMNA INVITADA» Limón a la herida: Violencia entre mujeres

 

En cada rincón de lo contemporáneo se habla y se visibiliza la violencia de género (hombres que violentan a mujeres), pero casi nadie habla ni hace visual la violencia que existe entre mujeres.

Dejémonos de ser hipócritas “chicas”; recordemos la frase con la que promovían la obra de teatro “Entre Mujeres” (textual a finales del siglo pasado) que decía: “Entre mujeres podemos despedazarnos, pero jamás nos haremos daño”.

Para aquel entonces yo era una estudiante que bromeaba con esa frase, pero crecí y fui viviendo la violencia silenciada entre las mismas mujeres. Perdón, se tiene que hablar de esto.

Hay nuevas teorías que sustentan que el sistema patriarcal que omite el “valor” del hacer en la vida social y laboral de la mujer es minimizado, nulificado y hasta vituperiado; esto genera estrés, depresión, y otros trastornos de conducta.

Esta no es mi opinión, son estudios recientes que se han hecho. Si a esto le agregamos la condición hormonal, a lo social y lo mezclamos con la cultura, es la mezcla perfecta para la violencia silenciosa, esa violencia conocida como “Violencia pasiva”, la favorita de las mujeres.

Pero hoy día con “el empoderamiento” de la mujer se ha exacerbado la violencia entre mujeres. Claro está, NO estoy generalizando.

El empoderamiento en mujeres jóvenes “observo” que es el demostrar la superioridad de una sobre la otra, con violencia verbal, con bromas o incluso, no me dejarán mentir, ¿le ha tocado “ver” golpearse a mujeres en los vagones de mujeres? No importa qué tipo de transporte use, Metro, Metrobús, o tenga auto; las mujeres no ceden el paso, no ceden el asiento, no ayudan, no saludan, se enfrascan en sus lentes obscuros, o su teléfono celular y sus audífonos y es excelente pretexto para no interactuar con su entorno, cuidado con tocarlas, cuidado con pedirles un “por favor”, y olvídese de ser … ¿cómo decirle? que las hagan “sentir” feo, o que se “sintieron” mal porque uno como adulto les solicita el asiento del transporte público. Un ejemplo muy simple. Yo he recibido violencia por parte de mujeres de todas las edades y condiciones, desde la vida laboral, hasta tener que levantar denuncias, sí, ya sabemos que la ley no hace nada.

Recuerdo que una vez padecí el hostigamiento de una mujer, cuando fui al Ministerio Público a levantar una denuncia, los que me escucharon se rieron de mi, parece que a la autoridad le da risa este tema, o como dirían algunos hombres, “son cosas de viejas”. No, va más allá, en lo personal tuve que sacar la cámara fotográfica y tomé video de todo el personal del Ministerio Público, y al mismo tiempo gravaba con mi voz: “Vine a levantar una denuncia en contra de la Srita. X, por hostigamiento y suplantación de personalidad [había robado para entonces mi credencial del IFE, y pasaporte, y usaba mi fotografía en las incipientes redes sociales], tomo este video para que sean responsables las personas que aquí aparecen, de lo que pase a mi casa o mi persona, ya que no fui atendida”. Después de escuchar eso, logré levantar una denuncia.

Yo uso aún bastón, y no sé por cuánto tiempo más necesito de asientos en transporte público, y lidio a diario con la violencia de las mujeres, si me tardo en cruzar la calle son mujeres quienes me amedrentan con el automóvil, incluso si doy un bastonazo, me han perseguido insultado y amenazado con golpearme, no se puede pedir ayuda en la calle a nadie, porque ya sabemos que a los hombres les da risa, “cosas de viejas”, “histéricas”, “mal cogidas”, “putas”, “locas”… La lista para referirnos es enorme, pero también esas palabras son dichas entre y para mujeres.

Dejémonos de ser hipócritas, yo puedo ser también lo suficientemente violenta verbalmente, el sarcásmo, la ironía, el humor negro: “Puedo destrozarlas a todas, pero jamás les haré daño”.

Sí, también nos estamos dañando. Obvio al escribir esto sé la cantidad de cosas que estarán pensando, ¡ya me suenan los oídos! Así que aprovecho para agregar a mujeres al volante, les recuerdo que las reglas de cortesía y/o caballerosidad no se utilizan en la vialidad, no por ser mujeres tienen preferencia para a conducir, ni a estacionarse, ni nada. Al estar al volante son una conductora más entre miles de conductores y les recuerdo que primero es el peatón, sea hombre o mujer.

En pro de la paz, sororidad y el diálogo antes de cualquier altercado.

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