En declaraciones hechas a la prensa local este jueves, el delegado especial del gobierno y ex presidente boliviano, Jorge Tuto Quiroga, calificó al mandatario mexicano de “sinvergüenza” y “cobarde matoncito”, además de dar a entender que está vinculado al narcotráfico.
“Creo que el presidente López Obrador, este cínico, sin vergüenza, se pasó de bellaco con Bolivia, porque confundió nuestro respeto, nuestra deferencia con cobardía, que no venga ha matonear a la presidenta de Bolivia (Jeanine Áñez)”, sostuvo Quiroga, luego de que el gobierno mexicano anunciara que acudiría ante la Corte Internacional de Justicia de la ONU para denunciar el asedio a su embajada en La Paz.
En respuesta, el presidente mexicano, en su habitual conferencia de prensa matutina, dijo este viernes en Palacio Nacional: “Vamos a esperar que este asunto se resuelva, es un asunto diplomático, no vamos a engancharnos en dimes y diretes, no está a nuestro nivel”.
“Estamos recurriendo a la legalidad internacional, al derecho internacional y sobre todo en defensa del derecho del asilo, vamos a hacer honor a lo que ha significado nuestra política exterior, que fue ejemplo mundial en garantizar el derecho al asilo”.
Por su parte, el canciller mexicano, Marcelo Ebrad, reiteró en su cuenta de Twiiter que: “Ante los adjetivos e insultos a México y su Presidente, se imponen la unidad nacional y aquella serenidad que dan la conciencia tranquila y la solidez de la posición mexicana en defensa del derecho internacional y el respeto entre los pueblos”.
“Los insultos al presidente de México agreden a nuestras instituciones y ofenden a nuestro país. Es momento de unidad de todas y todos los mexicanos en torno a nuestra nación y de confiar en el derecho internacional ante la tensión que se vive con Bolivia”, expresó también en su perfil de la red social Twitter la secretaria de Gobernación de México, Olga Sánchez Cordero.
Los desencuentros entre México y Bolivia surgieron luego de la renuncia del ex presidente boliviano Evo Morales, el pasado 10 de noviembre, y su posterior asilo en México, país al que llegó el día 12 del mismo mes, a bordo de un avión de la Fuerza Áerea Mexicana que lo fue a “rescatar” en territorio boliviano.
En México, Morales acusó que fue victíma de un “golpe de Estado” orquestado por los militares, los grupos de derecha y la Organización de Estados Americanos (OEA), y llamó a resistir y bloquear las entradas a las principales ciudades de su país.
El nuevo gobierno boliviano, encabezado por Áñez, manifestó su rechazo a las expresiones de Morales y pidió a México que evitara ese tipo de actividades. Al mismo tiempo, varios exfuncionarios del gobierno dimitente se refugiaron en la embajada mexicana en Bolivia, donde reciben asilo diplomático.