El viernes salieron a marchar, otra vez miles de mujeres, nuevamente el mismo pedimento.
¡Ni una más!
Siempre el mismo ruego, la misma exigencia.
No más abusos, no más violencia sexual, no más impunidad. Temo que el tema, como otros en México de tanto escucharlo se empiece a volver común, que un título tan doloroso como es la “violencia de género” algún día nos parezca natural.
La semana pasada, las activistas hicieron pintas en distintos monumentos históricos, eso al parecer dolió mucho a la comunidad, a una comunidad a la que no le gusta ver machas o vidrios rotos o escuchar reclamos, ni que le recuerden las fallas que como sociedad hemos cometido.
No es que a mi me guste ver los monumentos pintados y destruidos, pero tras de esas pintas y manchas, veo las heridas, los golpes, los abusos, la indiferencia que las mujeres llevamos soportando durante siglos.
Creo que nadie que no haya vivido en carne propia un abuso físico o una violación sexual tiene derecho a juzgar, la mayoría de las abusadas no asistieron a la marcha, muchas fueron asesinadas también, a las demás la vida se les rompió para siempre.
Marcharon para exigir justicia mujeres como yo, indignadas, cansadas de vivir con miedo, escondidas, hartas de ser señaladas y acusadas por provocar a los violadores con su manera de vestir o simplemente por el hecho de ser mujeres.
Las activistas están ahí, dando la cara, portando pancartas, entonando canciones para ser vistas, para ser escuchadas.
¿Cómo criticarlas?
A mi sí me representas hermana, aunque desconozco tu nombre y el motivo que te llevó a alzar la voz, somos mujeres, es obligatorio apoyarnos, cuidarnos y creernos entre nosotras mismas.
También es deber de los hombres que comparten nuestra angustia ser parte de este movimiento, dejarnos pasar, escuchar nuestras peticiones, respetar nuestra lucha.
Porque si no entendemos que nada es más artero que la violencia contra la mujer, no estamos entendiendo nada, porque si no nos unimos todos esta lucha morirá en el camino, tantas muertes habrán sido en vano.
No es una frase más, es un grito desgarrado, ¡Ni una más! En serio, por favor ¡Ni una más!
Nadie quiere vivir en la protesta, lo que no queremos es que mañana le toque a un ser querido, no queremos otra noticia, otra cifra, más víctimas.
Tenemos que lograrlo, nos tienen que escuchar, que llegue el grito hasta donde tenga que llegar, hasta que la sociedad entienda, hasta que la ley sea justa, hasta que el mundo sea seguro para todas.
El que violenta a una, nos violenta a todas.
Nosotras, todas, ella, tú, yo, la que tiene miedo, la que no supo nada de su hija, la que tuvo que quedarse callada.
#NiUnaMás