La ceguera, pensando en una condición de discapacidad, es la falta del sentido de la vista. Ello implica que las personas que la padecen no puedan ver. Esa es una condición médica.
También existe otro tipo de ceguera, una social, la que impide que las personas o las autoridades vean algo. O si lo ven, hacen como que no. La falta de empatía, también puede producir que algo no se advierta o no se quiera advertir.
Algo así está sucediendo en el hermano país de Chile, donde la ceguera no es únicamente social, es una condición de discapacidad física producida en las personas como consecuencia de la represión que han sufrido en las manifestaciones, ya que las autoridades les han violentado y herido en los ojos con balas de goma.
De acuerdo con informes de la Sociedad Chilena de Oftalmología, en este año 2019, las personas heridas con armas no letales, bajo el contexto de protestas, es el más alto registrado en el mundo.
Esta ceguera es sumamente preocupante. Tanto o más como la ceguera social de aquellas personas que se escandalizaron porque una artista musical chilena en una premiación mostró sus senos con una leyenda escrita en su cuerpo a manera de protesta por los acontecimientos de su país.
La crítica por supuesto se centró en que la mujer desnudó su torso, frente a las cámaras que reportaban espectáculos, llenando los tabloides de esa industria con el tema político y social de la nación chilena. Los comentarios se centraron en que enseñó sus senos, con las preguntas insistentes del por qué, para qué, qué necesidad de enseñar, quería publicidad para vender discos, y un largo etcétera.
En esa serie de cuestionamientos no existió la intención de analizar los por qué de esa forma de protesta.
Y es que no es solo por enseñar el cuerpo. El escándalo radica sustancialmente en que las personas se sorprendan más por ver un cuerpo desnudo, que por el hecho de que en un país, la policía dispare balas de goma y el uso de gas lacrimógeno contra la población que se manifiesta y protesta.
La represión que se vive en Chile y en otras naciones, ha sido señalada por diversos organismos internacionales y repudiada por el mundo entero.
Particularmente en el caso chileno, de las más de 200 víctimas con daños, en casi todos los casos la ceguera es irreversible, por lo que el Estado no podrá restituirles de manera integral sus derechos humanos.
Por eso resulta lastimoso que, para la gran mayoría de personas sea de más importancia criticar a una mujer por exponer su cuerpo, que el hecho de que el gobierno de una nación reprima y violente a su pueblo.
Han sido precisamente las protestas de las mujeres exhibiendo su cuerpo desnudo o parte de él, en muchas ciudades las que han puesto en evidencia que las sociedades se asustan más de que se muestren los senos por ejemplo, que por actos de abuso de la fuerza de la autoridad contra las personas.
El hecho de que se condene públicamente la exhibición de un cuerpo, no puede ser superior a la exigencia de que un Estado limite el uso excesivo de la fuerza de la policía o su Ejército para detener una manifestación, ya que la protesta también es parte del ejercicio pleno de derechos.
En el caso de Chile hay ceguera física provocada por el Estado, en el mundo que mira y critica existe ceguera social, y ambas son de suma preocupación.
Si en un futuro, la Comisión Internacional de Derechos Humanos determina responsabilidad del Estado chileno, es importante señalar desde ahora que restituir derechos será prácticamente imposible, ya que, para quienes pierdan la vista de manera irreversible, no habrá forma de modificar la circunstancia de discapacidad a la que el propio Estado está arrojando a esas personas.
No debe caer en la simpleza de la crítica el hecho de que una mujer enseñe los senos por lo que está pasando en Chile y en otras latitudes de la América Latina. Es vergonzosa esa crítica y hasta infame, cuando los derechos humanos están siendo vulnerados con la mano aplastante de la fuerza pública.