El médico Enrique Luis Graue Wiechers fue reelecto para ocupar la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por los próximos cinco años.
A juicio de la Junta de Gobierno de la UNAM, “quien mejor cumple con estas características, ponderadas en su conjunto para enfrentar los desafíos y aprovechar las potencialidades de la institución ante la actual coyuntura de la Universidad y del país es el doctor Enrique Luis Graue Wiechers”.
Al parecer, el criterio utilizado por la Junta de Gobierno difiere del reclamo de la comunidad estudiantil, en especial del colectivo feminista. Si bien en su propuesta de trabajo Graue propone, entre otras medidas, mantener y difundir ampliamente campañas periódicas que consoliden los valores de los derechos humanos, la equidad y el rechazo a la violencia de género; propiciar un mayor protagonismo y visibilidad del Programa Universitario de Derechos Humanos y de las acciones encaminadas a protegerlos, y colaborar con instituciones nacionales e internacionales en pro de la igualdad y erradicación de la violencia, la duda es si en este periodo logra saldar la cuenta con las mujeres universitarias.
Las protestas para hacer notar la violencia de género no han sido pocas, pero tampoco han sido atendidas debidamente.
Desde el primer paro en 2016, arrancando su gestión, hasta la fecha se han intensificado y sumado dependencias y planteles a diferentes paros feministas por el caso omiso de las autoridades ante los hechos.
Ya en abril pasado, el presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales del Congreso capitalino, Nazario Norberto Sánchez, llamó a las autoridades de la UNAM a actuar con firmeza en los casos reportados por estudiantes, principalmente mujeres, de acoso y abuso por parte de profesores (Forbes México 03-04-2019).
En la misma nota, el legislador recordó que, en 2018, en los medios de comunicación se dio a conocer que encuestas internas de estudiantes universitarios reportaron mensualmente más de 20 denuncias de acoso y que no se aplica el protocolo de investigación, por lo que siguen impunes ocho de cada 10. En ese mismo mes de abril se registró una protesta en el plantel 6 de la Escuela Nacional Preparatoria, donde estudiantes tapizaron con carteles la fachada principal del edificio, en los que denunciaban acoso y hostigamiento por parte de académicos y trabajadores.
En el actual mes de noviembre, en los planteles de la Escuela Nacional Preparatoria 4 y 5, así como en el Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo y la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, las estudiantes denunciaron que han recibido además tocamientos e inclusive han sido reprobadas en caso de pedir a los agresores que se detengan (El Heraldo de México 4-11-2019). En días pasados, otra protesta por la violencia de género sistemática en los recintos universitarios terminó con el enfrentamiento entre un grupo de feministas y estudiantes de ingeniería.
Esperemos que en esta segunda oportunidad, el rector Graue asuma de verdad su compromiso y entienda su responsabilidad ante estos hechos. Pues en ocasiones anteriores había existido un deslinde. “Hay que tener claro que el problema no es la universidad. Es la ciudadanía; esta sociedad que se ha hecho violenta”, dijo en mayo, de acuerdo con una nota publicada en Sin Embargo. ( julio 20-2019).
Su primera gestión deja asignaturas pendientes, entre ellas el compromiso con la igualdad de género y la erradicación de violencia. Confiamos que, esta vez, su gestión con enfoque de género sea aprobatoria.