Con solo ver y escuchar el mar, se tiene un nuevo respiro; ese que hace falta de vez en cuando. Mi abuela nos decía que el mar cura todo, desde un raspón en la rodilla hasta el alma. Así que uno se sienta ante ese monstruo poderoso e imponente, que nos invita con una calma envidiable a gozarlo, y acomodas las piezas de tu rompecabezas de vida sin tener que tocarlas.
Es ahí cuando aparecen espacios de reflexión neuronal, algunos de los cuales, me permito compartir. Estos en especial van dedicados para los millennials y las generaciones que les siguen. Advierto que no soy experta en los temas, ni psicóloga especializada; lo que escribo es sólo mi sentir.
Queridos millennials y jóvenes de las generaciones que siguen:
Me he dedicado muchos años a promover y fomentar el uso de las tecnologías en la educación y hoy me sorprendo del camino que ha tomado.
Para empezar, les quiero proponer que no crean que su celular les dará todas las respuestas a cualquier problema de su vida. Si bien hoy se tiene acceso a mucha información, se debe aprender que la qué hay ahí, no toda es cierta. Poner en duda la palabra de un profesor experto en su tema, sólo porque se encontró en Google una nota que dice lo contrario, no es válido, al menos que lo comprueben.
El tener la posibilidad de pedir comida, solicitar caminos viables en el tráfico, tener transporte a la puerta, comprar boletos de cine, eventos y aviones, reservar hoteles, etc., de manera inmediata, no quiere decir que la vida sea así. Hay muchas cosas que se deben planear con tiempo y tomar decisiones prudentes para tener mejores opciones. Esa inmediatez de vida no resuelve todo.
Entiendo que deciden a través de un grupo de chat a dónde irán en cosa de minutos. Emociona la idea de poder hacer eso tan rápido pero recuerden que hay factores externos que cambian cuando esas decisiones se toman, desde el uso del auto, ahorro en costos, o faltar a compromisos adquiridos anteriormente que no pueden cambiar. Tener la opción de vivir al día, también sale más caro; no es lo mismo comprar un boleto de avión meses atrás o una semana antes de salir. Hay muchas veces que las cosas toman su tiempo y se acomodan sin darnos cuenta. Planear debe seguir siendo parte de sus vidas.
Se aprende de la experiencia. A veces a eso le llaman el “sexto sentido”. Nosotros viajamos cuando no existían los celulares y tuvimos que resolver problemas y tomar decisiones en circunstancias que hoy no nos explicamos; fue aprendizaje de vida. Eso, vale mucho. No permitan que el celular les quite esa posibilidad de asombrarse de lo que pueden hacer sin él.
Por último (en este escrito), les recomiendo que escarben y utilicen en todo momento los valores como el respeto y la confianza. Cuiden lo que pongan en sus redes. Los comentarios pueden ser malinterpretados y se puede lastimar a muchos sin saberlo. Etiquetar a las personas, y más de manera anónima, puede ocasionar hechos lamentables. ¿Qué tal si cada vez que escriban o compartan algo en sus redes se preguntan antes si su abuela, madre o si su hija/hijo (aunque no los tengan ahora) podría leer lo que ponen? ¿Qué tal si asumen responsabilidad de todo lo que escriben?
Espero que mis palabras no las tomen a mal. Son una simple reflexión que puede ser que muchos no estén de acuerdo. No es mi intención reclamar ni criticar; solamente son ideas que vienen a mi cabeza y que atrapo antes de que se vayan con las olas del mar.
