jueves 21 noviembre, 2024
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BORIS BERENZON GORN COLUMNAS BLOGS

«RIZANDO EL RIZO» #Impeachment: 10 razones por las que Trump es la antítesis de la democracia

 

El proceso de destitución —el famoso impeachment— de Donald Trump ha dado comienzo. A partir de este momento, tanto demócratas como republicanos empiezan a sumergirse en aguas desconocidas. Nadie sabe qué es lo que pueda resultar de este arriesgado movimiento que el presidente se está esforzando ya por capitalizar.

Por un lado, los medios se esfuerzan por resaltar cómo este proceso podría dar al magnate un empujón electoral, y, por el otro, los analistas aseguran que no hay forma de que el republicano salga bien librado de este lío. Nancy Pelosi misma, presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, había dicho en su momento que con este impeachment se corría el riesgo de que Trump ganara puntos a su favor.

Sin embargo, las condiciones han cambiado. Pelosi tenía estas opiniones sobre el juicio político sólo si éste se hacía en el momento equivocado. Pero la demócrata confiaba en que Trump terminaría por cometer un error tal que bastaría a llevarlo al impeachment, un error lo suficientemente grave y lo suficientemente claro como lo es haber pedido que un gobierno extranjero intervenga en los asuntos políticos de los EE.UU. con la vista puesta en la elección del 2020.

Ante el torbellino que será este juicio, hoy es un buen momento para hacer un repaso de las razones por las que Trump es exactamente lo opuesto de lo que se supone que defiende: la democracia.

  1. Porque la mayoría de la gente votó en su contra

Trump llegó a la presidencia gracias a los votos del Colegio Electoral. Ni modo, así son las reglas de los Estados Unidos, y en su momento tuvieron una razón de ser. Pero el hecho de que así sean las reglas no anula que la mayoría de los estadounidenses haya votado por Hillary Clinton, quien indudablemente ganó el voto popular. Trump es presidente por las letras chiquitas, no porque la gente así lo haya querido. 

  1. Porque obtuvo sus votos a través de la desinformación

Trump no se cansaba de hablar en contra de las fake news, pero él mismo las promovía: primero, diciendo una sarta de mentiras, pretendiendo que con sólo desearlo se hicieran verdad, y, después, acudiendo a la compañía Cambridge Analytica para catapultar su campaña. Como lo sabemos, además de violar la privacidad de usuarios de Facebook, esta compañía hacía publicidad dedicada a atraer el voto indeciso hacia Trump, mediante información manipulada.

  1. Porque habría violado la soberanía nacional para llegar a la Casa Blanca

Aunque el Rusiagate fue frenado a falta de suficientes pruebas, nunca logró descartarse del todo la idea de que el gobierno de Vladimir Putin había intervenido en las elecciones para impulsar al republicano. En el bajo mundo, se llegó a decir que Putin tenía una grabación de Trump recibiendo un golden shower (si no saben qué es pregúntenle a Bolsonaro) de algunas trabajadoras sexuales, con la cual lo chantajeaba para que fuera su marioneta. Todo queda en chisme, pero así de fuerte está el asunto. 

  1. Porque pretende violar esta soberanía otra vez para mantenerse en el poder

Ahora, Trump acude al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para pedirle que comience una investigación en contra del hijo de su principal adversario político: el demócrata Joe Biden. Semejante ocurrencia está siendo tratada en el Congreso como traición y con justo motivo. Aquí está la metida de pata que está llevando al ilustre presidente hacia el impeachment.

  1. Porque difunde el odio en contra de su propia ciudadanía

Sus arranques han llegado al grado de decirle a un grupo de legisladoras estadounidenses que “se regresen a su país”. Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Ayanna Pressley, las políticas a las que atacó, son ciudadanas de los Estados Unidos, pero han sido tratadas por Trump como extranjeras simplemente por no ser blancas.

  1. Porque no gobierna para todos

Esto se sabe de sobra. Trump gobierna para un sector reducido de la población, en el cual no entran las mujeres (de quienes habla en los peores términos) ni toda la diversidad de personas no blancas (latinos, afrodescendientes, etcétera).

  1. Porque no tolera la crítica

Trump se pelea en Twitter con todos los famosos que se ponen en su contra. Es un auténtico troll (como un adolescente escondido en el sótano de sus papás). En vez de hacer su trabajo, gasta su tiempo presumiendo que llena más estadios que Beyoncé y Jay-Z (quienes lo han criticado). Ridículo.

  1. Porque atenta contra la libertad de prensa

Trump ha impedido el paso de distintos medios y periodistas a sus conferencias de prensa. Además, atacar directamente a los medios que no están alineados con su gobierno.

  1. Porque miente un día sí y al otro también. 

Eso de los “datos imprecisos” es la especialidad de Trump. Lo peor es que ni siquiera se arrepiente: por lo contrario, sigue haciendo sus mentiras más grandes, inventando más mentiras para cubrir las primeras.

  1. Porque no respeta a las autoridades de su propio país

La forma en que se refiere a los legisladores y, en general, a los personajes que ocupan otros puestos de gobierno simplemente no es propia de un mandatario que está consciente de la importancia que todos los representantes del pueblo tienen en un país.

Manchamanteles

El domingo 22 de septiembre, en Marsella, Francia, murió Guillermo Almeyra Casares, una de las mentes más agudas que nos han permitido pensar la teoría y la praxis de la izquierda. Nacido en Buenos Aires en 1928, Almeyra se graduó como doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Buenos Aires. Fue investigador en la UAM, docente en la UNAM, colaborador en la UACM y en la Universidad Autónoma de Guerrero. Además, participó intensamente en procesos políticos, sociales y guerrilleros de países como Brasil, Argentina, México, Perú, Italia y Yemen del Sur. Cálido y generoso como sólo él, un día antes de morir publicó una fotografía y un mensaje de agradecimiento. Al día siguiente, apareció en La jornada su último artículo —titulado “Mi última batalla”—, en el cual, fiel a sus principios, escribió una suerte de brevísimo testamento moral y político: “Discuto francamente y no temo quedar en minoría, pero al mismo tiempo busco reunir a los revolucionarios anticapitalistas de todas las tendencias con los de mi propia corriente y los marxistas ecosocialistas revolucionarios […]. Estoy convencido de que la humanidad tendrá un futuro mejor y de la posibilidad de asegurar a todos trabajo, educación, sanidad, un ambiente sano, alimentos y agua de calidad, derechos democráticos, seguridad y respeto para las mujeres y el cese de toda discriminación”. Que así sea. Descanse en paz.

Narciso el Obsceno

Hace dos años, el grupo de estudiosos responsable de la revista Psicología Conductual definió, desde el más puro de los análisis conductuales, que el habitante mayor de la Casa Blanca tenía fantasías de grandeza, ideas patológicas en torno a su belleza y amor “ideales”, nula afinidad con lo demás y una excesiva hambre de admiración. Estos psicólogos se atrevieron a emitir el diagnóstico de que Donald Trump reúne todos los rasgos que definen un trastorno de la personalidad narcisista. El narcisismo y el poder pueden a veces jugar en contra de quien se pierde en él. Pero aún no todo está dicho.

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