A 19 días de que se realice la elección interna para la presidencia del PRI, los dados están tirados.
No habrá sorpresas.
Antes de la renuncia a su candidatura y al partido, por parte del exrector de la UNAM, José Narro Robles, la disputa estaba entre dos, él y Alejandro Moreno Cárdenas.
Frente al desdén de Narro Robles, Ivonne Ortega asumió la vacante y cada que puede intercambia señalamientos con Alito.
Lorena Piñón, con todo respeto, no pinta.
Así comenzó la contienda y así sigue. Golpes bajos. Ambos se acusan. Ella dice que él es el candidato de la cúpula, la que siempre decide. Él le recrimina que engañe a los militantes para dividirlos.
Imposible creer que de esta elección salgan unidos y fortalecidos. La operación cicatriz se ve lejana.
Pero eso no es lo peor, quien gane, además de buscar la unidad y la reconciliación, tendrá que enfrentarse con temas de mayor envergadura, la crisis financiera por la que atraviesa el partido, aunado a la amenaza de la aplanadora morenista en el Congreso que quiere reducir a 50 por ciento el financiamiento a los partidos.
Esta disputa por la dirigencia nacional destapó la cloaca, el otrora opulento y derrochador partido no tiene un padrón confiable.
Está inflado por cerca de 5 millones de afiliados. En una escaramuza con el Instituto Nacional Electoral, primero reportó un padrón de 6 millones 787 mil 761 militantes.
Cifra muy lejana a la realidad. Y tuvieron que aceptar que el número correcto era de un millón 160 mil, porque los otros 5 millones 400 mil están en proceso de afiliación. Si, ajá. ¿Usted les cree? Yo tampoco.
Con el pretexto de que andan escasos de recursos, el PRI rechazó que fuera el Instituto Nacional Electoral quien organice su proceso de elección interna. La elección se realizará mediante una consulta directa a las bases, pero con un padrón poco fiable.
El PRI sigue sin entender la lección. Ya perdieron dos elecciones presidenciales. Solo gobiernan en 12 estados, tiene 14 senadores, 47 diputados federales, 550 presidentes municipales, un alcalde de la Ciudad de México. No gobierna ninguna capital del país.
Las acusaciones contra Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, esposa del exgobernador de Coahuila Rubén Moreira, por haber inflado padrones, a su favor, en Oaxaca, Campeche, Guerrero, Ciudad de México y Coahuila, no ha trascendido en la Comisión Nacional de Procesos Internos del partido, lo que ha provocado que aumenten las pugnas y las divisiones entre ambos bandos tricolores.
Los aspirantes han estado con los sectores y las organizaciones del PRI. Buscan persuadirlos, convencerlos que son la mejor opción y enumerando promesas, en lo que muchos llaman una simulación.
Y si los candidatos dicen que no es una simulación, entonce ¿qué es?
Eso se lo podrían preguntar a las voces priistas que anunciaron que no participarán en la votación del 11 de agosto.