La violación es el único delito en el que la víctima tiene que demostrar su inocencia y luchar por evidenciar que ella no es culpable en parte. Al menos eso demuestran diferentes incidentes en la escena internacional que fueron reconsiderados sólo tras la presión mediática.
Un juez del tribunal de familia del estado de Nueva Jersey, en Estados Unidos, se negó a procesar como adulto a un adolescente de 16 años acusado de violar a una chica de su edad. El juez James Troiano decidió no procesar al joven ya que era “boy scout” y sacaba buenas calificaciones, además de ir a una “escuela excelente”. En 2017, el joven habría violado a una chica que se encontraba “visiblemente embriagada”, además de grabarla con su teléfono. Días después el joven empezó a distribuir el video entre sus amigos acompañado de un comentario: “cuando tu primera vez es una violación”. El juez dio carpetazo, alegando que no hubo violencia puesto que había una diferencia entre “una agresión sexual y una violación” y que era cosa de jóvenes grabar y mandar mensajes. Los miembros de la Corte Superior de Nueva Jersey desestimaron a finales de junio los argumentos que esgrimió el juez y decidieron retomar el caso.
Asimismo, también en junio, el Tribunal Supremo de España sentenció a los integrantes de La Manada a 15 años de prisión por violación tumultuaria. Previamente, los cinco sujetos habían sido acusados por abuso sexual y no por violación, desestimando la agresión cometida contra la víctima durante las Fiestas de San Fermín en Pamplona, en 2016. El caso conmocionó a escala internacional por las polémicas surgidas a lo largo del proceso, como la filtración de los datos personales de la víctima o el cuestionamiento de su vida privada.
México no es la excepción en cuanto a la normalización de la violencia contra las mujeres. Un hombre que abusó sexualmente de una menor de 11 años dentro de un hospital del IMSS en Ciudad Juárez, Chihuahua, recibió en junio también una sentencia de tan solo seis años y medio de prisión cuando ésta tendría que haber sido de 30 años, gracias a que el acusado consiguió el beneficio del procedimiento abreviado. Este beneficio se le otorga a un violador en un país donde al menos nueve mujeres cada día denuncian haber sido violadas, según estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Estos datos sólo se entienden a la luz de la percepción social de las víctimas. Una frase que sintetiza este prejuicio es: “En México algunas mujeres son violadas porque provocan a los hombres”. Lamentablemente, este fue uno de los hallazgos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2017 y del Sistema Nacional de Información sobre Discriminación (Sindis) que presentó el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred). Con base en los datos procesados en la Enadis, en 15 estados de la República, al menos 20 de cada 100 hombres creen que algunas mujeres son violadas porque los provocan. Sin embargo, la violencia contra las mujeres no sólo está siendo justificada por hombres, pues el 12.8 por ciento de las mujeres mexicanas coincide en señalar que algunas violaciones son culpa de mujeres.
(No muy lejana de esta forma de pensar es la reciente declaración del senador suplente morenista Pedro Haces, dirigente sindical que en una entrevista radiofónica dijo que las mujeres “tienen que ser un poco menos provocativas” porque “después no se aguantan”).
Y aunque la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se pronunció por el respeto irrestricto a las mujeres y la impartición de justicia, durante la segunda reunión de enlaces del Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres (Banavim), quedan inquietudes. Pues las cifras no son tan optimistas como ella. En el primer trimestre de 2019 el número de llamadas de emergencia al 911 relacionadas con incidentes de violencia contra las mujeres aumentó 5.12 por ciento con respecto al mismo periodo de 2018, revela un informe del SESNSP.
La pregunta para nuestro gobierno sería si además de festejos en el Zócalo por la victoria electoral, ¿está haciendo algo aparte de boletines y discursos contra la violencia sexual y de género? Erradicarla sí sería algo digno de celebrar.