Antecedido por la batalla de la paridad constitucional, nuestro verano feminista mexicano emerge vigoroso con historias que son de todas y que merecen ser contadas.
Es el caso del primer diplomado de la Escuela de formación política feminista Hermila Galindo Acosta, iniciado este sábado 22 de junio en la sede del Sindicato de Telefonistas.
Gracias a la generosa invitación de una de sus impulsoras, Cristina Renaud, asistí a la inauguración de esta plataforma convocada por la Colectiva Las Hermilas, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la Campaña Trabajo Digno y el Doctorado en Estudios Feministas, la Maestría en Estudios de la Mujer y el Área de Investigación Mujer, Identidad y Poder de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco.
La emoción fue creciente conforme me iba enterando de los alcances de esta gran iniciativa que ahí reunirá, cada sábado, hasta diciembre próximo, a 180 mujeres de diversas organizaciones, dispuestas a cursar este diplomado que enlaza las inteligencias del feminismo desde la academia, el activismo sindical y el quehacer político.
La escena del arranque de esta plataforma de estudios fue enormemente ilustrativa de lo que es la lucha de las mujeres en México: un espacio plural que reconoce los saberes diversos de sus protagonistas y que se cobija entre sí.
Por eso estaban ahí, para atestiguar el éxito de una convocatoria de esta naturaleza, feministas de diversos signos: Patricia Olamendi, Clara Scherer, Adriana Ortiz-Ortega, Nashieli Ramírez. Y las enormes académicas que coordinan el diplomado, Eli Bartra y Ana Lau, así como sus impulsoras: la maestra Francesca Gargallo y Martha Heredia Figueroa, vicepresidenta de Igualdad y Género de la UNT, entre muchas otras.
Fue Martha Heredia Figueroa quien resumió la coyuntura en la que se presenta este diplomado, el cual se imparte de manera gratuita, hecho que confirma la fuerza ética de quienes habrán de darle vida.
Y es que la vicepresidenta de Igualdad y Género de la UNT habló de la necesidad de reforzar la lucha feminista en los ámbitos político, social y laboral porque con los avances de la paridad constitucional, también tenemos retrocesos como lo es, y así lo señaló, el que desde el Poder Ejecutivo se ponga en riesgo el Estado laico, tendencia que genera opresión hacia las mujeres.
“Ante las diferencias y desigualdades que vivimos las mujeres, el feminismo se constituye en una lucha que reivindica nuestros derechos”, nos dijo Heredia Figueroa, al destacar la importancia de este diplomado.
Para la dirigente sindical y anfitriona de las alumnas, “una de las prioridades del feminismo es impulsar la transformación del patriarcado, para arribar a la igualdad sustantiva”.
De ahí que este diplomado que reúne a mujeres de la CDMX, pero también del Estado de México, Aguascalientes, Yucatán, Querétaro, Guerrero y Oaxaca busque “potenciar los diversos feminismos para permitir el acceso a la toma de decisiones con mayor eficiencia, conocimientos y capacidad de incidencia”, explicó Heredia Figueroa.
Se trata de una plataforma que se suma a una tradición que el feminismo mexicano ha venido cultivando, como bien nos los recordó nuestra querida y admirada colega y maestra Sara Lovera, en la publicación hermana SEM México. Y la cito a continuación.
“La primera idea de una escuela abierta surgió entre las conocidas como Las Constituyentes, de donde salieron algunas de Las Hermilas. Las Constituyentes comenzaron con lo que llaman Escuela de Verano, que también comienza su edición 2019 en estos días. Otra escuela desde las feministas es el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, A.C. (ILSB), fundado por la antropóloga Marta Lamas y otras mujeres hace ya 17 años. En la academia hace más de 20 años surgió el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM) de El Colegio de México fundado por Elena Urrutia y posteriormente el Programa de Estudios de Género, de la UNAM (PUEG), ahora Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG). Existen muchas otras iniciativas de estudios itinerantes, como un diplomado anual en Oaxaca y en otras muchas ciudades, impulsados por grupos feministas o de las universidades estatales”, reseñó hace unos días Sara Lovera.
“Probablemente el antecedente más antiguo es la materia de Estudios de la Mujer, promovido por la maestra Alaide Foppa en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, sostenido e impulsado durante más de 30 años por la maestra Delia Selene de Dios. Que aprender feminismo sigue vigente, sin duda. A la escuela de feminismo irán todavía muchas más mexicanas”, reflexionó Sara en su columna de SEM México.
Y si el presídium dio cuenta de esa virtud del movimiento de las mujeres en México, que nunca me cansaré de subrayar, el de saber sumar y reconocer cuando así lo reclama la causa, el repleto auditorio de las alumnas fue signo de los poderosos tiempos que vienen para la reivindicación de las banderas paritarias.
Nada más prendido y emocionante que ese grupo de mujeres dispuestas al entendimiento y al cambio de nuestra sociedad patriarcal. Nada más vigoroso que los mensajes de las visionarias de esta escuela. Nada más esperanzador que la capacidad de articular un proyecto de esta dimensión, en un momento en el que no podemos ni debemos frenar el ímpetu libertario.