Donald Trump inició esta semana una visita de Estado en Reino Unido, una gira presidencial que ha estado aderezada con los mismos elementos que toda su administración: caos y falta de protocolo. Desde su aparente enemistad con la duquesa de Sussex hasta su desconocimiento en el trato que se supone que debería dar a la reina, el magnate ha acaparado la atención de los medios de todo tipo. La prensa rosa o del corazón se ha entretenido deshaciendo y rehaciendo el vestuario de su esposa, Melania, mientras que las redes sociales se han visto sacudidas por el presidente de los Estados Unidos incluso desde antes de que tocara suelo inglés.
La polémica empezó cuando el diario The Sun hizo pública una entrevista en la que Donald Trump llamaba a Meghan Markle ‘desagradable’ o ‘asquerosa’ (nasty). Markle, conocida también como Meghan de Sussex, es una exactriz estadounidense ahora casada con el Príncipe Harry, quien es el sexto en la línea de sucesión a la corona británica. Se sabe que la hoy duquesa hizo campaña en favor de Hillary Clinton en 2016; al preguntar el diario la opinión del presidente al respecto, Trump contestó que “no sabía que era desagradable / asquerosa”, utilizando la misma famosa palabra que ocupó para referirse a su contrincante, la exsecretaria de Estado, en un debate presidencial. El presidente se retractó al poco tiempo de su declaración (a través de Twitter, ¿dónde más?), culpando incluso a las fake news de haberla inventado. Como siempre, Trump culpó a CNN y a The New York Times de inventar noticias en su contra, pero el diario inglés The Sun fue más hábil, revelando el audio donde claramente se le escuchaba malhablar de Markle.
Después de ese chisme digno de las revistas que publican santo y seña de la vida de la realeza, Trump siguió buscando pleito con quien se pudiera. Apenas aterrizaba en Londres cuando ya arremetía contra el alcalde de esta ciudad a través de su red social favorita (adivinaron: Twitter). Sadiq Khan, el primer alcalde musulmán de la ciudad inglesa, aseguró el domingo pasado que el presidente estadounidense es “uno de los ejemplos más notorios de la creciente amenaza global” y que es uno de los representantes de “los fascistas del siglo XX”. En un artículo publicado en el periódico The Observer, Khan aseguró que “la extrema derecha está en aumento en todo el mundo, amenazando nuestros derechos y libertades tan duramente ganados y los valores que han definido las sociedades liberales, democráticas durante más de 70 años”, en referencia a la visita que Trump haría a su país durante los meses subsecuentes. Trump respondió muy finamente llamando al alcalde “un completo perdedor que debería centrarse en la delincuencia en Londres y no en mí”.
El pleito sentó de perlas a los opositores de Khan, quienes a través de diarios como The Sun, han acusado al alcalde de colgarse de Trump para hacerse publicidad. Lo cierto es que Khan no ha dicho nada descabellado al asegurar que líderes como el magnate “atacan los pilares fundamentales de una democracia sana”; desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente estadounidense ha puesto a temblar los cimientos de las instituciones de su propio país.
Pero no sólo el alcalde de Londres reaccionó desfavorablemente frente a la llegada de Trump, la ciudad en sí misma lo hizo. Tras su llegada, la capital inglesa realizó una protesta titulada Juntos Contra Trump (Together Against Trump), convocada, principalmente, por defensores de derechos humanos, de la construcción de la paz, y por opositores del cambio climático que el presidente estadounidense se ha esforzado tantas veces por negar sin fundamento. Se trató de una manifestación que lo acusó de racista, sexista e incitador al odio. No sin fundamento, claro, dado que básicamente ese discurso de odio ha sido el cimiento sobre el cual Trump construyó su presidencia. Encima, las palabras en contra del alcalde Sadiq Kahn no lo dejaron muy bien parado frente a los londinenses. Las calles de la capital se inundaron en contra del discurso antinmigrante del presidente estadounidense, además de globos enormes que le ridiculizaban, haciéndole ver como un bebé enorme haciendo un berrinche en pañales. Seguro que la protesta no le pareció a Trump graciosa en lo más mínimo. Recordemos que la primera marcha en su contra, sucedida en 2017, fue la Marcha de las Mujeres, un evento internacional que tuvo lugar un día después de que se instalara en el Despacho Oval y que fue recibido por el magnate con menosprecios.
Como es su costumbre, Trump minimizó la marcha en Londres, asegurando que no había visto manifestaciones en su contra: “vi una muy pequeña, apenas al llegar, pero de resto solo he visto gente aplaudiendo y ondeando banderas de Estados Unidos y Reino Unido. Lamento decirlo, esas manifestaciones negativas son noticias falsas”. No cabe duda, Trump vive en su propia fantasía. Diversos medios han hecho también un recuento de sus propias “noticias falsas”, subrayando que el magnate dijo que Estados Unidos tiene “de las mejores estadísticas en cuanto a cambio climático en el mundo”, cuando en realidad el país es uno de los mayores productores de gases de efecto invernadero, y que también aseguró que Reino Unido es su principal socio comercial, cuando está claro que los principales socios de EE.UU. son China, México y Canadá.
Acostumbrado a las mentiras, al discurso de odio y a interpretar la realidad a su antojo, Donald Trump sigue sus embates contra México. ¿Cuál será el desenlace de su más reciente teatrito, enfocado a llamar a las masas a refrendar su presidencia en 2020?
Manchamanteles
¿Porque los feligreses veneran a Naasón Joaquín García, líder de la Iglesia Internacional La Luz del Mundo? En el proyecto del llamado “Apóstol” coexisten los opuestos la maldad, la bondad, la corrupción y la honestidad al ritmo de la perversión de momento. Una mística sencilla y pragmática que se muestra como un síntoma de nuestro tiempo. Se trata de una religiosidad que cambia el dogma y la filosofía y promete experiencias subjetivas, sensibleras e inmediatas ante un mundo deseoso de espiritualidad y enigma ¿neopagano? ¿Pero por qué lo siguen? Como dijo Paul Ricoeur en su libro Ideología y Utopía (1994). Una y todas las veces en que se juegue la existencia el ser humano éste tiene que creer en algo para atender las necesidades de su propio circulo hermenéutico.
Narciso el Obsceno
La lógica del neurótico es singular porque es la que la lógica del silogismo del “Yo” Aristotélico. El razonamiento de la locura, como se presenta e incluye muchas veces a la lógica del narcisismo tiene otro método al razonar y otra lectura con ello se demuestra que la coexistencia de opuestos en la psicosis no importa. No hay lucha de contrarios. ¿Se puede plantear en un mismo discurso, ser democrático y racista? Por allí suena, el discurso de nuestro vecino del norte usa el tiempo más ambiguo, el de la promesa reverberante…