El hecho de que algunos de los aspirantes a ser candidatos por determinadas fuerzas políticas impugnen la selección de otras personas que también aspiraban a alcanzar la designación no es menor, como tampoco es exclusivo de algún partido político.
Las candidaturas para aspirar a ser titular del Ejecutivo en las únicas dos entidades donde se elegirá ese cargo han sido cuestionadas por los demás aspirantes, los casos se han repetido en MORENA tanto en Baja California como en Puebla, y solo en este último estado el PAN también fue cuestionado por su determinación al elegir a su representante.
Judicializar las elecciones desde la designación de candidaturas resulta recurrente, pero ello no es lo que sorprende sino el hecho de que los partidos políticos no reparen en que justamente los conflictos internos son de las cuestiones que les perjudican en mayor medida, no solo entre su militancia, pues ésta resulta dividida mucho antes de iniciar campañas.
Las personas que simpatizan con alguna fuerza política sin militar en ella, al darse cuenta de los conflictos por decidir quién encabezará la candidatura, terminan por sentirse con desánimo y por obvias razones, se inhibe su participación activa.
Ahora bien, la demás población, aquella que no simpatiza y mucho menos milita en un partido político, al encontrarse con noticias que le hagan saber que quienes aspiran a un cargo se enfrentan por el mismo o que las dirigencias de los institutos políticos toman determinaciones pasando por alto a sus integrantes o la voluntad de sus militantes, se desilusionan de tal forma que, lo más probable es que el día de las elecciones no acudan a las casillas a sufragar.
Lo anterior no es menor, pues cuando suceden este tipo de conductas en las que los partidos políticos son los responsables, ya sea por no transparentar sus procesos internos o por tomar determinaciones al margen de lo que establecen sus normas internas o las decisiones de sus órganos de dirección, están faltando a sus obligaciones constitucionales.
Lo anterior se explica, pues si revisamos que en el artículo 41 de la Constitución Federal se establece que los partidos políticos son entidades de interés público, que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y, como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público.
Del texto constitucional podemos desprender que si la ciudadanía tiene desconfianza de los partidos políticos y ello se traduce en la determinación de no involucrarse en los asuntos públicos pues no se considera representado por las fuerzas políticas, candidaturas presentadas por éstos y por la coaliciones conformadas, son precisamente los institutos políticos quienes dejan de promover esa participación en los asuntos públicos del país.
En los casos de la selección de candidaturas en los procesos electorales locales que transcurren, las impugnaciones que han presentado los aspirantes que no fueron designados, denuncian que los partidos políticos a través de sus dirigentes no han actuado con transparencia en los procesos internos para elegir a la persona que los representará, eso se traduce en un posible incremento de baja participación ciudadana.
Son precisamente los partidos políticos quienes deberían enfocar todas sus energías en que la ciudadanía acuda a las urnas en un día de jornada electoral, porque precisamente a través de los votos es como ellos se convierten en gobierno o en representantes populares por medio de las personas a quienes registraron en las candidaturas.
Sin embargo, si existiera en la ley electoral algún mecanismo para sancionar una conducta que provocara impugnaciones por falta de transparencia en la selección de las candidaturas, se podría modificar esta conducta contraria a la legalidad si los partidos políticos obtuvieran los recursos públicos que les son asignados únicamente por sus resultados en las votaciones y no, como sucede actualmente, por el número de personas que se inscriben en el Registro Federal de Electores.
Es posible mejorar en lo que a la vida interna de los partidos políticos se refiere, pues a pesar de que ya existen las candidaturas sin partido, recordemos que por ahora, la forma más eficaz para que la ciudadanía llegue a los espacios de representación popular, sigue siendo por medio de las siglas de un instituto político.