jueves 21 noviembre, 2024
Mujer es Más –
COLUMNAS MARISSA RIVERA

«CUARTO PISO» Heridas abiertas

 

No se cansan. Cargan el dolor y avanzan con él, pese a los obstáculos y al desdén de las autoridades. La ilusión los fortalece. No les importa ir y venir. No desfallecen ante el panorama más trágico. El sufrimiento los acompaña y al mismo tiempo los anima a encontrar a sus seres queridos.

Algunos dan por hecho que sus familiares no están vivos, pero no cesan, se empeñan en encontrarlos para por lo menos llevarlos a su morada, con los suyos y venerarlos como se veneran a los que ya no están.

Son miles de familias que no se rinden a pesar del dolor. Después de años, siguen buscando a sus desaparecidos. Personas que no aparecen y que el número se incrementó a partir de la “fallida” guerra contra el narco que inició Felipe Calderón, en el 2006. Miles de muertos inocentes, desaparecidos y muchas heridas sin sanar.

Padres, madres, hijos, hermanos, sobrinos, han insistido a las autoridades buscar a sus desaparecidos. Vamos, han rogado que por lo menos alguien los escuche y se han topado con el silencio y la omisión.

En lugar de una respuesta, la tragedia aumenta cuando buscando a un familiar surge la noticia del hallazgo de nuevas fosas clandestinas.

Durante la pasada campaña presidencial, a gritos, mujeres le pedían a Andrés Manuel López Obrador su apoyo para encontrar a sus desaparecidos. Él les prometió ayuda y hoy están a la espera de ver realizado ese compromiso.

En octubre del año pasado, en la administración de Enrique Peña Nieto se creó el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, organismo que, según Alejandro Encinas, subsecretario de derechos humanos, se trató de una simulación.

Actualmente de las 32 entidades del país, solo 19 cuentan con un Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.

Hoy, las esperanzas de miles de familias que han perdido a un ser querido, están en el gobierno del presidente López Obrador.

El hecho de haber anunciado la reinstalación del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, es un buen augurio.

La cifra oficial de más 40 mil desaparecidos, 26 mil cuerpos sin identificar, miles de restos óseos y cientos de fosas clandestinas, que no dejan de aparecer, advierten una tarea compleja. Pero el compromiso está y también la ilusión de muchas familias.

Quizá no parezca fácil, pero debemos, contar con instalaciones forenses profesionales, con la suficiente capacidad, para que “nunca” volvamos a ver por las calles a esos tráileres mortuorios repletos de cadáveres, porque no cabían en las instalaciones.

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas debe generar certeza, junto con otros órganos como el Banco Nacional de Datos Forenses, el Registro Nacional de Personas Fallecidas no identificadas y no Reclamadas, así como el Registro Nacional de Fosas.

Estamos ante la oportunidad no de un borrón y cuenta nueva, no. Estamos ante la posibilidad de rectificar, de no repetir omisiones y negligencias del pasado.

Las familias solo buscan a sus seres queridos. Ya, si además de encontrarlos, se castigan a los responsables, estaríamos ante un escenario ideal.

Frente a la desgracia que viven y el sufrimiento que han soportado, su reclamo es ineludible: “ni perdón ni olvido”.

 

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