Estoy a favor del aborto, especialmente cuando es producto de una violación o cuando la vida de la mujer está en riesgo.
Dejo en claro esta postura para entrar a un debate que nuevamente se ha generado en la opinión pública nacional a raíz de lo ocurrido en Nuevo León. Durante una sesión que duró más de cuatro horas, el Congreso neolonés aprobó con 30 votos a favor, ocho en contra y dos abstenciones, la reforma al artículo primero de la Constitución Política del Estado de Nuevo León para penalizar el aborto.
El diputado Luis Susarrey, del PAN, aseguró que esta modificación no implica la penalización de esta práctica en caso de que la madre esté en peligro de vida o haya sufrido una violación. Lo que se busca, aclaró, es reconocer la vida humana desde el momento de la concepción.
Mariela Saldívar, de Movimiento Ciudadano, lamentó que el dictamen fuera votado sin medir las implicaciones jurídicas que tendría esta resolución, pues no se escuchó a académicos, ni a activistas en pro y en contra.
Cabe mencionar que durante la sesión, dentro y fuera del recinto, activistas que se oponen al aborto y jóvenes que luchan por su derecho a decidir, se enfrentaron.
Las reacciones no se hicieron esperar. El diputado local Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del frustrado candidato presidencial de 1994, señaló que esta reforma “es a todas luces inconstitucional e ilegal” y añadió que con ella “se ha truncado el derecho de la mujer a decidir qué hacer con su propio cuerpo”.
Por ello, el legislador de Movimiento Ciudadano adelantó que apoyará a las comisiones local y nacional de Derechos Humanos en el recurso de inconstitucionalidad que presentarán en contra de la ley votada.
Pero ésta era apenas un asomo del debate que se viene.
LA REVOLUCIÓN DE LOS PAÑUELOS VERDES
La presencia en el pleno del Senado de México de pañuelos verdes que simbolizan el apoyo a la legalización del aborto desencadenó una trifulca entre legisladores que están a favor y en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.
La senadora Lilly Téllez, de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), colega mía en los quehaceres periodísticos de Canal 40, pidió el uso de la palabra para denunciar que los legisladores de Movimiento Ciudadano (MC) le había colocado un pañuelo verde en su curul.
“Poner un trapo verde en mi escaño hace que otras mujeres y otros ciudadanos piensen que yo apoyo el aborto cuando estoy en contra“, declaró la legisladora visiblemente airada.
Téllez expresó que, a su juicio, el pañuelo verde “significa la muerte” y reiteró que no quiere que le pongan ese símbolo en su escaño. Estas declaraciones provocaron que su propia compañera de bancada, Citlalli Hernández, le respondiera que el pañuelo verde “no es un trapo” sino un símbolo para las mujeres del mundo “que estamos buscando muchos más derechos”.
“Me preocupa que escandalice más un pañuelo que la muerte de mujeres por no tener un aborto libre, seguro y gratuito”, expresó Hernández con un pañuelo verde atado a la muñeca.
La senadora sostuvo que en el grupo parlamentario de Morena son “plurales” pero pidió que no se señale a los que llevan el pañuelo verde como “representantes de la muerte, porque eso es totalmente falso”.
El país enfrenta una polarización. Hay muchos frentes abiertos y no sé si sea el momento adecuado de generar uno más con un tema tan polémico y que siempre ha dividido a la sociedad mundial.
Lo que sí sostengo es que debe quedar claro que no podemos confundir la salud, la política y la moral. No se puede gobernar desde la moral y si Andrés Manuel López Obrador sembró o está utilizando este debate para impulsar una iniciativa a nivel federal que penalice el aborto, le advierto desde ahora que encontrará muchos obstáculos. Quizás aquí no haya “chalecos amarillos” como en Francia, pero sí puede enfrentar a la revolución de los pañuelos verdes.