Redacción / México.- Marcadas por las declaraciones del presidente Donald Trump, las elecciones Intermedias en Estados Unidos realizadas el día de ayer tuvieron como resultado un marcado posicionamiento de mujeres y grupos minoritarios. Un gran logro, sin duda, para el sector femenino y progresista.
Indígenas, musulmanas, jóvenes y latinas, ocuparán un escaño en el Congreso. Ellas son:
Alexandria Ocasio-Cortez. Con 29 años, se convirtió en la mujer más joven en llegar al Congreso. La estrella demócrata de las legislativas ganó por una amplia ventaja en el distrito 14º de Nueva York.
Ayanna Pressley. Pressley, oriunda de Chicago, es la primera congresista negra de Massachusetts. Pertenece al ala progresista del Partido Demócrata.
Deborah Haaland y Sharice Davids. Las primeras indígenas en ocupar un escaño. Las nativo-americanas lograron algo inédito. El Congreso nunca había tenido una indígena entre sus representantes en sus más de 230 años de historia y en esta elección lograron entrar dos.
Rashida Tlaib e Ilhan Omar.Las primeras musulmanas en llegar al Congreso. La demócrata Rashida Tlaib, hija de padres inmigrantes palestinos, triunfó en Michigan. Aunque no tenía oponente porque los republicanos no llevaron candidato, el mérito de la abogada de 42 años es histórico, entre otras cosas, por romper con el establishment instalado en su propio partido. Ilhan Omar, musulmana, también se convirtió en la primera legisladora estadounidense de origen somalí. La demócrata de 33 años huyó junto a su familia de la guerra de Somalia, vivió cuatro años en un campo de refugiados en Kenia y llegó a Estados Unidos a los 12.
Veronica Escobar y Sylvia García. Las dos demócratas y primeras legisladoras latinas de Texas, lograron victorias arrolladoras respectivamente. A pesar de que los latinos representan casi el 40 por ciento de la población del Estado, los texanos nunca habían elegido a una mujer latina para el Congreso.
Jared Polis, el primer gobernador homosexual. El político, empresario y filántropo, el demócrata de Colorado consiguió ser el primer gobernador abiertamente homosexual de Estados Unidos.