Luego de cancelar la obra del aeropuerto de Texcoco, Andrés Manuel López Obrador mandó un mensaje en el que apareció como parte de la escenografía la portada del libro ¿Quién manda aquí?: la crisis global de la democracia representativa, de Felipe González, Gerson Damiane y José Fernández Albertos.
La sinopsis del libro dice que “muchos votantes sienten que sus preferencias no son suficientemente tenidas en cuenta por los políticos, y se abren paso a formas alternativas de canalizar las demandas ciudadanas”, así, podríamos inferir que la consulta que usó López Obrador para cancelar la obra de infraestructura más representativa de Peña Nieto indica quién manda, y cómo, a partir del triunfo de Morena el primero de julio.
Una cosa es cierta, López Obrador consultará cada que crea que una determinación de gobierno o un acto de poder debe tener el respaldo de su base político – electoral – social.
Eso es algo que no tuvieron ni Vicente Fox –que decidió quemar su bono democrático dándole impunidad a los priistas y sumándose a ellos–, ni Felipe Calderón, que llegó a la presidencia sin legitimidad democrática, o Enrique Peña Nieto que, con todo y el Pacto por México y una “oposición” dócil a sus deseos, convirtió su sexenio en un periodo de corrupción que ni siquiera se vio en los sexenios de Echeverría y López Portillo.
¿Quién manda aquí? Si se tratara de sintetizar, podría decir que Morena y su líder, o al revés. La pregunta que debería movernos creo que es, ¿cuáles son los límites que debe tener el que manda aquí? Por desgracia, no tenemos una oposición política en los partidos que fueron arrasados en julio, y los grupos de la sociedad civil no han encontrado el espacio con los ciudadanos para que la idea de que los mandantes estamos por encima de los mandatarios se consolide. Si alguien piensa que la oposición estará en quienes tienen el poder económico, que vea cómo reaccionaron los que construían el nuevo aeropuerto.
Lo de Texcoco y la reducción de salarios a la alta burocracia son solo ejemplos de que López Obrador sí cumplirá sus promesas de campaña, algo a lo que no estábamos acostumbrados a ver en México de parte de los políticos.
¿Quién manda aquí? Por lo pronto Andrés Manuel López Obrador y su partido con el respaldo de 30 millones de electores.
La Letrina. Los expresidentes ya no tendrán pensión.
Con ello termina el pago de los contribuyentes a quienes gobernaron México.
En 1976 Luis Echeverría determinó que quienes ocuparon ese cargo tuvieran a su servicio 78 militares para su servicio y 1987 Miguel de la Madrid emitió un acuerdo para otorgar salario de secretario de Estado a quien hubiera sido presidente de México. No hay mal que dure cien años.