A partir del próximo jueves, los mexicanos que viven en los municipios más poblados del país podrán votar por el futuro del Aeropuerto Internacional de México.
Hay dos opciones para emitir el voto: Texcoco, donde la élite política y económica construye el Nuevo Aeropuerto o la opción de Santa Lucía, de la que no contamos con información precisa de cómo se financiará, cómo se operará y cuándo se terminará. (Casi lo mismo sucede con Texcoco, solo que ahí ya comenzaron la obras).
Hay quienes defienden Texcoco y argumentan beneficios comerciales, operativos y de seguridad. Otros dicen que es mejor Santa Lucía pues aseguran que habrá menos daños al medio ambiente, se respetará el tejido social y podrán aprovecharse los aeropuertos de Toluca y el actual de la Ciudad de México.
Lo que yo rescato de todo este debate es la consulta. Sí, no la realizará el INE. Sí, tienen razón, es un ejercicio que parece dirigido a un sector de la población. Sí a todas las objeciones, pero creo que tiene un gran valor:
Por primera vez se le pregunta a la sociedad sobre una acción de gobierno, un acto de poder ejercido por quien detenta la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
¿Cuántas veces no se quejó usted de una obra realizada por alcaldes, gobernadores o el propio gobierno de la República? Y mire que esas obras eran reencarpetado de calles o avenidas; introducción o cambios en las redes de agua potable, drenaje o luz; ¿construcción de ciclo vías, pasos a desnivel o segundos pisos?
El ejercicio que se realizará del próximo jueves al domingo puede ser un giro en la forma de conducir al país en el futuro.
Si se consulta a la ciudadanía sobre una obra ¿cuántas obras suntuosas nos podremos evitar? Ahí se podría acabar con una de las prácticas más comunes de la clase política mexicana: la corrupción.
El aeropuerto es una obra que se ha discutido, cuando menos, desde los tiempos de José López Portillo. Esta mega obra se pospuso por falta de presupuesto, de capacidad y voluntad política, por una determinación político electoral, pero hoy que significa un mega negocio, se hace en Texcoco y punto.
¿Qué habría pasado si Vicente Fox o Enrique Peña Nieto hubieran puesto a consideración de los electores la construcción del aeropuerto en los municipios mexiquense de Atenco y Texcoco? Al inicio del gobierno de cada uno, con el “capital político” con el que llegaron se les hubiera dicho que sí, no tengo duda. Pero optaron por ejercer “el poder” a rajatabla y les salió el tiro por la culata.
Andrés Manuel López Obrador optó, por el contrario, preguntar, incluso antes de iniciar su mandato, si se quiere aeropuerto en Texcoco o Santa Lucía.
Esta es una oportunidad para cambiar las reglas del juego. Más ciudadanos decidiendo el futuro y un gobierno acotado para no caer en caprichos.
La Letrina. ¿Alguien se había percatado que muchos de nuestros amigos, vecinos, colaboradores, familiares, compañeros de trabajo, se parecen mucho a los simpatizantes de Donald Trump? Yo tampoco.