Es tendencia la manipulación fotográfica desde el Smartphone, aplicaciones o programas residentes que acompañan como posibilidades de “retoque” en cada toma que se hace, pero, ¿qué se manipula en realidad?
Sin entrar en temas especializados platiquemos un poco cómo es que hemos llegado a esta tendencia que ha afectado la credibilidad de lo que se ve, ya sea para negar su existencia con la típica frase: “Esta fotochopeado”, o bien, encontrar una identificación con lo visto que damos por asentado que es real.
Desde que Louis Daguerre en 1833 anuncia lo que hoy conocemos como fotografía, hasta antes de que a George Eastman, fundador de Kodak, se le ocurriera hacer la película de rollo, habíamos tenido registros de fotografías hechos por especialistas, o sea, el pictorialismo. Entonces, una vez que las posibilidades de captura aumentan con 12, 24 o 36 exposiciones, el siglo XX desarrolla los géneros fotográficos y sus aplicaciones, con ello “El retoque” también acompaña esta evolución.
Hay una anécdota que vale la pena contar que sucedió hace cien años. “Las Hadas de Cottingley”, fueron niñas adolescentes en Londres de 1917, que recortaron dibujos de hadas de papel y las colocaron en los arbustos del jardín de la casa, tomaron la cámara, hicieron varias tomas y ¡listo! Para aquel entonces se creyó que era posible ¡retratar hadas!, ahí estaba la evidencia en una foto. Ahí no existió retoque, pero es un tipo de manipulación mostrar algo que no existe como evidencia.
Tendrá usted algún conocido nacido en las décadas de los 50´s, 60´s o 70´s; que dijera: “De chiquito tenía el cabello más claro”, o cualquiera de ese tipo de afirmaciones sobre el tono y color de ojos o piel. Pues bien, es demostrable “la evidencia” en las fotografías de aquella época. En México se acostumbraba colorear los ojos, labios, mejillas y cabello en retratos. Los que heredamos fotografías de familiares de esa época es posible que tengan ojos verdes, labios carmesíes y cabello claro, pues era la moda de la época pintar las fotografías, era la tendencia, pero esa moda ¿qué provocó?, una errada percepción de identidad racial.
Recapitulemos brevemente estas casi dos décadas que llevamos en este nuevo siglo: En lo que en 2001 las imágenes en tiempo real del ataque de Las Torres Gemelas, nos marca como una generación de que los acontecimientos visuales suceden en ipso facto gracias a la vía de la telecomunicación, sin necesidad de estar in situ, ésta es la nueva perspectiva para la interpretación del tsunami de imágenes que estaban por venir en años siguientes.
En 2002 surge el primer móvil con cámara fotográfica, para el 2003 ya está puesto el primer escándalo globalizado por capturas hechas con celulares: “Los presos de la cárcel de Abu Ghraib en Irak”. La narrativa es tortura, abuso, burla, maltrato por parte de soldados estadounidenses en la guerra contra Irak. ¿Cómo detener el gran monstruo de la masificación de la fotografía que ya había nacido? Photoshop ya existía, pero no había la posibilidad aún de modificar las fotografías desde su teléfono inteligente. Pero hay otra parte interesante de la manipulación que parece ser que nadie a detectado. Recordemos 2007, ¿Recuerda estos celulares?
Bien, el círculo plateado que se señala era una especie de plástico/metal convexo que reflejaba la forma angular de lo que veía la lente, esto puesto frente al usuario del móvil ayudaba a “centrar” su rostro en la captura y realizara los primeros autorretratos. Entonces, ¿qué fue primero, tendencia o nos sugirieron cómo hacernos selfies?
En ese mismo año Estados Unidos ya se declaraba en “crisis financiera”, Barak Obama ganaba las elecciones presidenciales siendo el primer presidente que utilizaba las redes sociales -apenas cuatro años de la incursión de éstas- como interacción con sus seguidores. Pero, las redes sociales ya incluían intercambios fotográficos vía celular. ¿Qué pasaba en la narrativa visual que el colectivo construía como historia? Las cámaras compactas fabricadas también por Sony (Cybershot) lanzan la modalidad “Smile Shotter”, lo que significa que detectan su rostro y la cámara no hace la captura a menos que el rostro sonría, esta modalidad es cuasi inmediata en la inserción de los dispositivos de telefonía. ¿Será que la época de recesión económica fue registrada en la historia visual con una sonrisa?
En diez años de evolución de la fotografía digital en dispositivos de captura móvil, han modificado, y sobretodo enriquecido la calidad de la captura fotográfica, en lo que las redes sociales se dejan seducir por las imágenes y permiten perfiles anónimos y falsos. Entonces la manipulación de la imagen ya tiene nuevas lecturas: ipso facto, non in situ, y anonymous, aún así, son creíbles para una buena cantidad de la población, podríamos mencionar muchos escándalos donde varios hemos caído en creerles.
Se adjudica un dicho a un proverbio chino que dice: “Cuando el sabio señala la luna; el necio mira al dedo”. Recuerde que es tendencia manipular con solo un dedo en la era de las pantallas “touch”. Es interesante cómo la tecnología marca aquello nuevo por capturar, aunque haya sido fotografiado millones de veces.
Cristina Ortega. Fotógrafa desde hace 25 años, amante de la imagen en cualquiera de sus expresiones, fundadora de Arte NiNi A.C. Doctorante del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades – U.N.A.M. y U.A. de C.