NTX / Nueva York. El fiscal general de Manhattan anunció este jueves la extradición de cuatro ciudadanos mexicanos que enfrentan cargos por traficar mujeres y niñas originarias de México a fin de forzarlas a la prostitución y a la esclavitud sexual en Estados Unidos.
En un comunicado, la fiscalía indicó que los acusados son miembros de una organización internacional de tráfico sexual que explotó y traficó a “innumerables mujeres adultas y menores” en México y en Estados Unidos del año 2000 al 2016.
Los sospechosos extraditados son Efraín Granados Corona, Emilio Rojas Romero, Alan Romero Granados y Pedro Rojas Romero, quienes operaban una empresas criminal familiar de tráfico sexual. Todos ellos enfrentan un total de 23 cargos, por los que podrían ser sentenciados a prisión de por vida.
De acuerdo con la acusación, presentada desde septiembre de 2016, esta organización criminal usaba falsas promesas, violencia física y sexual y amenazas de fuerza para coaccionar a mujeres adultas y menores a participar en actividades sexuales comerciales en México y Estados Unidos .
Los otros acusados son Raúl Romero Granados, Isaac Lomelí Rivera, Julio Sainz Flores y Juan Romero Granados, el último de los cuales ya fue arrestado por autoridades mexicanas y está en proceso de extradición a Estados Unidos. Los otros tres acusados ya se encuentran en este país.
Las extradiciones son parte de una iniciativa conjunta con las autoridades mexicanas iniciada desde 2009 con el fin de desmantelar redes de tráfico humano que operan entre Estados Unidos y México. Este esfuerzo ha resultado en el procesamiento de más de 50 personas.
El amor, el gancho
El grupo criminal opera de la siguiente forma: Uno de los hombres atrae a una menor en México con promesas románticas, paulatinamente la aleja de la familia y la lleva a vivir con él.
En otros casos, el traficante viola a la víctima, lo que dificulta a la menor regresar con su familia debido al estigma asociado a este crimen, de acuerdo con los documentos de la corte.
Una vez que la víctima es separada de su familia, los traficantes monitorean todas sus comunicaciones, la mantienen encerrada en un departamento, la privan de alimentos y la someten a constante violencia física y sexual.
Los traficantes suelen decir a las víctimas que ellos tienen una deuda importante y que la víctima debe trabajar en la prostitución para ayudar a pagarla. Generalmente, las víctimas comienzan a trabajar en la prostitución en el barrio de La Merced en la Ciudad de México.
A menudo se requiere que las víctimas atiendan por lo menos de 20 a 40 clientes por día. Al final de la jornada, las víctimas entregan todos los ingresos de la prostitución a los traficantes.
Después de que una víctima ha trabajado en México durante algún tiempo, los traficantes generalmente hacen los arreglos para que la chica ingrese de contrabando a Estados Unidos y ser forzada a trabajar en Connecticut, Maryland, Virginia, Nueva Jersey y Delaware.
Las víctimas suelen trabajar turnos de una semana en un burdel o en un “servicio de entrega”, en que un conductor conduce a la víctima a la casa del cliente.
“El alcance de la devastación que estos acusados presuntamente infligieron a innumerables víctimas está más allá de la comprensión. Pero ahora enfrentan cargos penales significativos en un tribunal estadunidense”, expresó el fiscal Berman.