Sin perder aplomo y con seguridad ante las cámaras, vestida y maquillada de manera impecable, la mujer rubia dice que fue un “error involuntario”. Que era un video del 2011 pero que sus adversarios políticos cruzaban las líneas rojas contra su cargo y su persona. Insistía en que esa grabación era de una compra en el súper y que se había llevado por error unos productos por un costo de 40 euros y que los pagó… ¡en cuanto fue detenida por el guardia de seguridad!
A Cristina Cifuentes a quién muchos la consideraban hasta sucesora nada menos que del mismísimo presidente del gobierno Español Mariano Rajoy no le quedó otra -ante la penosa evidencia- que renunciar al cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid. Unas cremas antiarrugas de 40 euros -unos 800 pesos- metidas “por error involuntario” a su bolsa, acabaron con toda su trayectoria profesional que ya estaba en entredicho por mentir respecto a una maestría fake. Estudios que nunca tomó y de los que se jactaba. Digamos que el “error involuntario” la pintó de cuerpo entero: cleptómana y mentirosa.
El caso Cifuentes se destapó el 21 de marzo en España, cuando eldiario.es publicó una nota que daba cuenta que la señora habría obtenido un título máster en la Universidad Rey Juan Carlos con notas falsificadas. Que tenía asignaturas pendientes y que dos años después aparecía con un “notable”. La nota fue tomada por Cifuentes como una campaña de linchamiento en su contra por sus adversarios políticos. Fueron 35 días de estire y afloje y de un soberbio “no voy a renunciar” o “no tengo porqué renunciar”. Mariano Rajoy llegó a calificar de estéril polémica.
Ella seguía defendiendo su máster fake. Pero las irregularidades surgían imparables: que se habría matriculado en el máster tres meses después de que empezara, que en la Universidad se hacían bolas entre quiénes eran los responsables de acreditarla. Trató de defenderse hasta que finalmente renunció al master … pero aferrada al cargo.
Como todo político, Cifuentes no se cansaba de acusar a sus adversarios de espionaje, de hacerle un marcaje personal y de que quisieran tumbarla a como diera lugar. Era de llamar la atención el cómo se presentaba en las audiencias: vestida y maquillada a la perfección, sonriente y segura, con la arrogancia de quien se siente cobijada por el manto del poder. Porque efectivamente Rajoy siempre descartó su renuncia…
Hasta que apareció el video. Un video de las cámaras de seguridad de un súper del 2011. Ahí se ve a Cifuentes sin el glamour actual -diría que algo pasada de peso- vestida de azul, vaciando de su bolso ante el guardia de seguridad. Al final saca dinero de un monedero para pagar.
Las trampas de Cifuentes se fueron evidenciando poco a poco gracias al periodismo, ese que con investigación y pruebas se hace cada vez más necesario e indispensable. Ese periodismo a prueba de cobijos de todo tipo, incluso de los más poderosos. Un mero “error involuntario” del pasado no hizo más que dar el golpe contundente a una verdad que pedía a gritos ser conocida. Mentiras, torpezas y arrogancia. Mal quedó Cifuentes y peor aún Rajoy. Los solapamientos tienen un alto costo político… ¡en España!