Concluyó el primer debate y no hubo un ganador contundente, pero sí varios perdedores.
Inmediatamente los equipos de cada uno de los candidatos aparecieron en todos los medios posibles, incluidas redes sociales, para declararse, todos, ganadores.
No fue así.
Anaya perdió la oportunidad de ser de verdad, el único que podría ganarle a Andrés Manuel López Obrador.
Meade perdió la ocasión de mostrar que sí está en la batalla.
AMLO perdió la posibilidad de contestar muchas de las dudas que hay en el ambiente.
Margarita, a pesar de su elocuencia, perdió la opción de mostrarse como una candidata con posibilidades.
Y el Bronco ganó un espacio para disparates a nivel nacional y darle color al debate.
A pesar de los yerros del nuevo formato, como evitar, por cuestión de tiempo, respuestas importantes ante las réplicas de los candidatos, ha sido el mejor de todos los debates oficiales que ha realizado la autoridad electoral.
Menos acartonado, más ameno, pero con serios problemas. Buenas preguntas de los moderadores, pero poco tiempo para las respuestas y réplicas que dejó, para fortuna de los candidatos, varias respuestas sin responder, sobre todo las incómodas.
Lamentablemente no hubo nada nuevo. Todo lo que hemos escuchado se repitió, desde las propuestas hasta los ataques.
No hubo sorpresas, era evidente todos apuntarían sus dardos a AMLO.
Andrés Manuel fue evasivo y repetitivo, no quiso arriesgar nada a pesar del bombardeo que le hicieron los otros cuatro candidatos e incluso de los moderadores.
Jaime Rodríguez, El Bronco, atacó a AMLO y facilitó respuestas a Meade, pero su participación pasará a la historia por su descabellada e hilarante propuesta de “mocharle la mano” a quien robe.
Ricardo Anaya se preparó bien, como es costumbre.
Margarita Zavala nerviosa y titubeante en preguntas incómodas, pero suelta como nunca se le había visto.
José Antonio Meade tranquilo, muy académico, pero sin la fuerza que necesitaba para despegar.
Quizá lo más rescatable de este debate fue sin duda el ingenio nacional que inmediatamente inundo las redes sociales con el gran humor de los memes.