Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, Alejandra Barrales, Miguel Ángel Mancera, Margarita Zavala, Jaime Rodríguez y Armando Ríos Piter nos pusieron el ejemplo y creo que hay que seguirlo.
Ellos son los personajes centrales de la elección de julio de 2018 y ellos decidieron sepultar las ideologías y las militancias, en aras de alcanzar el poder.
Fueron ellos los que, pragmáticos, impusieron a los candidatos a los más de 3600 cargos de elección popular que se deciden el primer domingo de julio.
Peña Nieto decidió imponer a su partido un candidato de la alta burocracia. Dicen que José Antonio Meade no es priísta, pero sí es parte del establishment y eso lo hace parte del sistema. A pesar del “háganme suyo”, los priístas no lo apoyan.
Chiapas y Guanajuato son un buen ejemplo del pragmatismo peñanietista. Impuso a Albores Junior como candidato en Chiapas y despreció a Miguel Ángel Chico en Guanajuato para poner a un seguro perdedor. Pragmatismo puro
López Obrador aceptó a Gabriela Cuevas en Morena, luego de que el PAN la desaprovechó, y apoya a Víctor Hugo Romo (apadrinado por Gabriel García) que está bajo sospecha de corrupción, y lleva como candidato a diputado federal por Ixtapaluca a un ex perredista apadrinado y financiado por el PRI EDOMEX, Antorcha Campesina, el PT e Higinio Martínez. Otra vez el pragmatismo.
Ricardo Anaya hizo lo que se le antojó en Acción Nacional. Se apropió del PAN, se alió con el PRD y Movimiento Ciudadano y desterró a quienes no se alinearon a su forma de hacer política.
El pragmatismo de Anaya fue duramente recriminado el sábado en el Consejo Nacional del PAN por el gobernador Javier Corral, quien acusó que un grupo de no más de cinco personas tomaron las decisiones que le correspondían a los panistas.
Alejandra Barrales y Miguel Ángel Mancera también fueron pragmáticos. A ella le salió muy bien la jugada para convertirse en candidata a Jefe de Gobierno. A Mancera está por verse su suerte. Aunque está en la pluris al Senado lo van a impugnar. A Mancera le pesa ser Jefe de Gobierno y tener una ciudad destruida por un terremoto y una pésima conducción política.
Margarita Zavala, Jaime Rodríguez y Ríos Piter son de esos políticos que quieren engañarnos haciéndose pasar por “independientes”. Zavala siempre será panista, Rodríguez priísta y Ríos Piter perredista. Su pragmatismo los hizo renegar de lo que fueron la mayor parte de su vida.
Entonces, ¿por qué cruzar la boleta para alcaldes, diputados locales y federales, senadores, gobernadores o presidente de la República por un solo partido?
Si la candidata o candidato a presidente municipal o alcalde, es quien nos conviene que gane, milite en partido que sea, hay que votar por esa opción. Voto pragmático.
Si los y las candidatas a diputados locales y federales no militan en el partido al que cada quien pertenece o simpatiza, pero sabemos que es mejor opción que la “ideología” que se impuso, votemos por la mejor opción.
Lo mismo en el caso de senadores y gobernadores.
Mi voto está definido por quien quiero que sea presidente de México, pero para el resto de los cargos, me lo reservo por quien considere es la mejor opción de gobierno en mi municipio, en mi distrito local y en el federal.
Tal vez anule mi voto para senadores. Simpatizo con Delfina Gómez, pero no con Higinio Martínez y un voto por ella le sirve a él. Con César Camacho tengo dudas, pero casi es un hecho que por el PRI no he de votar. Los candidatos del Frente son completamente desconocidos para mí.
Hoy, el voto pragmático nos obliga a los ciudadanos a razonar detenidamente a quién le vamos a dar nuestro voto y poder. Es tiempo de pensar en México y las próximas generaciones.