La rebelión de los “ninis” que se dedican a la venta y explotación de animales silvestres y de compañía reunidos ayer sobre Paseo de la Reforma para exigir se derogue la ley que prohíbe la venta en mercados y espacios públicos como banquetas, entre otros, muestra que es un negocio lucrativo –el tercero a nivel mundial después de las drogas y las armas, que debe ser combatido en todas sus raíces.
Nada más falso que acusar a legisladores que han sido sensibles al sufrimiento de los animales de quererlos dejar sin empleo, de lo que se trata es de poner un alto a la explotación indiscriminada que ha generado la importación de leones, tigres, pumas, monos araña y aves que de vivir en su hábitat en libertad pasan a jaulas donde son exhibidos como trofeos.
En cuanto a animales de compañía, los quejosos son personas violentas, insensibles y cuestionables: construyen criaderos de traspatio donde las condiciones de los cachorros son deplorables. Las hembras son máquinas de reproducción sin ninguna misericordia, viven encerradas teniendo camadas y cuando ya no son productivas las envían a los antirrábicos para que las sacrifiquen.
Coincido, apoyo y promuevo como participante en las reformas a la Ley de Protección a los Animales en la Ciudad de México para que no sólo no se eche atrás la prohibición de la venta de animales en mercados y espacios públicos, sino exijo de las autoridades su cumplimiento.
Los gobiernos de los estados están obligados a cumplimentar el artículo 87 bis de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección del Ambiente que a la letra dice: En el ámbito de sus respectivas competencias, se establecerán la prohibición de organizar, inducir o provocar las peleas de perros; la comercialización de fauna silvestre, animales de compañía en la vía pública, mercados, tianguis, puestos semifijos o permanentes.
A las autoridades debe quedarles claro que la venta y explotación de seres vivos es fomentar la violencia e inseguridad porque, una gran mayoría de los vendedores, se dedican a las peleas de perros clandestinas donde, también, se da la venta de droga y armas.
Señores: lucrar con animales no es trabajo, es una vileza humana.
Elena Chávez. Estudió periodismo en la universidad Carlos Septién García. Ha escrito los libros “Ángeles Abandonados” y “Elisa, el diagnóstico final”. Reportera en diversos diarios como Excélsior, Ovaciones, UnomásUno; cubrió diferentes fuentes de información. Servidora Pública en el Gobierno del Distrito Federal y Diputada Constituyente externa por el PRD.