Hace unos días me topé con Bella Rafaella, una pequeña y coqueta cafetería en los límites del barrio de Coyoacán (Londres casi esq. División del Norte).
Esa tarde yo sólo buscaba dónde tomar un buen café y, por fortuna, encontré un rincón escondido e imperdible al sur de la ciudad. Con una oferta novedosa y ecléctica, Rafaella ofrece desayunos, comidas y meriendas, aunque sin duda su fuerte es el pan dulce y salado, recién horneado y delicioso. Tanto su café como los alimentos del menú son orgánicos y de gran calidad.
Como soy chapada a la antigua, lo primero que me atrapó de Rafaella fue su servicio amable y cálido. Su concepto de cocina abierta, mesas comunes y la luz de la tarde cayendo sobre los muebles de madera me pusieron en modo de disfrute absoluto y en santa paz conmigo misma. Había otros comensales disfrutando de su soledad, pero observé que también estaban muy a gusto un grupo de amigas jóvenes y una pareja enamorada.
Cuando me trajeron la carta se me antojó todo, especialmente el pan dulce y, rompiendo mis buenos propósitos, le entré con ganas al rollo de guayaba, que resultó simplemente celestial.
Pero como la oferta de comida parecía muy tentadora regresé dos días después. Hay opciones de carne, pollo, pescado, ensaladas, sopas y sándwiches deli. Su menú es una suerte de paseo por diferentes cocinas: “Rissoto al funghi”, “Croque Monsieur”, “Huevos chistorra con pan campesino”, “Albóndigas Thai”, “Ceviche negro” y por supuesto, también hay oferta nacional como los “Huevos Rafaella”, un par de huevos ahogados en salsa de chile pasilla con quesillo.
Mi invitada y yo probamos la “Hamburguesa Rafaella” con 150 gr de rib eye, mayonesa de ajo tatemado, chutney de jitomate y chile morita en pan brioche de la casa. La carne, tierna y jugosa, combinada con el jitomate agridulce, la arúgula y el queso, funciona de manera sobresaliente. Además, este plato se acompaña de cuadros de papa crocante y picosa.
También pedimos la “Crema de brócoli y cilantro” que se sirve con trocitos de tocino. Compartimos una ensalada de durazno con vinagreta de balsámico, bastante aceptable.
Lo único que no disfruté fue la “Discada mar y tierra”, pues aunque la sirven con arrachera, pulpo, pollo, queso gruyere, cebolla y jitomate en salsa martajada, tiene tanto picante que el sabor del resto de los ingredientes pasa inadvertido. Una lástima.
Cerramos con un café de Chiapas, muy sabroso. El postre ya nos nos cupo. Volveremos por una rebanada de pastel de zanahoria y un latte.
Rafaella vale la pena. Para mí, ya es un favorito de Coyoacán.
Bella Rafaella Panadería
Londres No. 10, Col. Del Carmen
Coyoacán.