Editor / Después de todas las críticas que recibió el manifiesto firmado por cien actrices e intelectuales francesas contra el movimiento de estadounidense #MeToo (Yo También), la actriz Catherine Deneuve, se ha disculpado ante las víctimas de agresiones sexuales que se hayan podido sentir agraviadas.
“Saludo fraternalmente a todas las víctimas de actos odiosos que puedan haberse sentido agredidas por esta tribuna publicada en Le Monde, solo a ellas les presento mis excusas”, afirma Deneuve en una carta publicada en el diario Libération.
Deneuve envió una carta al periódico francés después de que este le consultara si estaba de acuerdo con la “integralidad” del manifiesto en el que su nombre, pese a no ser redactora del mismo, ha sido destacado por la prensa nacional e internacional.
“Evidentemente, nada en el texto pretende presentar el acoso como algo bueno. Si así fuese, no lo habría firmado”, asegura Deneuve en su respuesta.
Sin embargo, insiste, su preocupación por un “clima de censura” que dice seguir viendo en las denuncias a través de los #MeToo, surgido en protesta tras el caso de graves abusos del productor estadounidense Harvey Weinstein, o su versión francesa, #Balancetonporc (denuncia a tu cerdo) que ya había criticado en el pasado, y que sigue considerando una “invitación a la delación”.
“He firmado este texto por una razón que, a mi manera de ver, es esencial: el peligro de la limpieza en el mundo de las artes”, explica. “¿Vamos a quemar los libros de Sade en La Pléiade?” “¿Vamos a calificar a Leonardo da Vinci como un artista pedófilo y a borrar sus pinturas? ¿Retirar los gauguin de los museos? ¿Destruir los dibujos de Egon Schiele? ¿Prohibir los discos de Phil Spector? Es ese clima de censura el que me deja sin voz e inquieta por el futuro de nuestra sociedad”, señaló la actriz.
Desde la publicación de la tribuna inicial, hace una semana, la controversia no ha decaído en torno al manifiesto y al mismo #MeToo. El pasado fin de semana, la escritora canadiense Margaret Atwood se preguntaba en el The Globe and Mail si es una “mala feminista” por no aceptar tampoco sin reparos la forma de actuar de este movimiento surgido en las redes sociales y su potencial para enjuiciar a personas fuera del sistema legal.
“¿Si el sistema legal es circunvalado porque es visto como ineficiente, ¿qué lo va a sustituir? ¿Quiénes serán los nuevos poderosos? No serán las malas feministas como yo. No somos aceptables ni para la derecha ni para la izquierda. En tiempos de extremos, los extremistas ganan”.
La escritora francomagrebí Leila Slimani, por otro lado, lamentaba la versión “terriblemente determinista de lo masculino” que considera implica el “derecho a molestar” defendido en la tribuna de las cien francesas.
“Mi hijo será, espero, un hombre libre. Libre de no molestar, pero libre de definirse de otra forma que como un depredador habitado por pulsiones incontrolables. Un hombre que sabe seducir de las mil maneras maravillosas como los hombres saben seducirnos”, escribió en Libération.