Redacción / Por más de seis años Fredy Alan Díaz Arista estuvo preso en el penal de Atlacholoaya, Morelos, sin embargo ahí encontró un camino que le cambió la vida, hoy es un exitoso maestro de yoga dedicado a compartir esta práctica dentro y fuera de centros penitenciarios.
“Al ser del estado de Oaxaca, de una zona marginal como mucho estados, eso me llevó a delinquir. Mi padre es campesino, mi madre es ama de casa, entonces como que no se tiene oportunidades para crecer espiritualmente”, Fredy, instructor de yoga.
Por empatía con quienes compartió estos seis años y las ganas de retribuir lo aprendido, desde que salió libre se ha dedicado a enseñar yoga en barrios, centros comunitarios y centros penitenciarios.
Actualmente imparte clases diarias en la comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes en la Ciudad de México, institución tutelar enfocada a la reinserción social de menores con antecedentes criminales.
“Sacas tu estrés por el encierro. Bastante me ha ayudado, en el aspecto de no estar alocado, agresivo; mejor pido que me saquen a clases de yoga y comienzo a hacer yoga”, alumno interno de yoga.