Enrique Peña Nieto, presidente de México se quejó de las quejas de quienes están en contra de la corrupción.
En su participación en el Foro “Impulsando a México, La Fortaleza de sus Instituciones”, el presidente Peña dijo que todo lo que ocurre en el país se le achaca a la corrupción.
Dijo el presidente que en todas partes del mundo se producen socavones, como los de El Paso Exprés de Cuernavaca. Dijo Peña Nieto
“Casi, casi, si hay un choque aquí en la esquina, ¡ah! Fue la corrupción. Algo pasó en el semáforo, ¿quién compró el semáforo que no funcionaba?”.
Desde antes del primero de diciembre de 2012, Mauricio Merino advertía que uno de los Talones de Aquiles que tendría este gobierno sería, precisamente, el de la corrupción.
La mala fama de priísmo mexiquense, llenó de sospechas a la administración que está por concluir.
Y no hablemos de las casas de los altos funcionarios de la administración federal, sino de la “investigación” a modo para librar de toda culpa a quienes se investigaba.
Cuando el presidente hace una defensa de su secretario de Comunicaciones, habría que decirle que puede ser cierto que los socavones se producen alrededor del planeta, pero que, al mismo tiempo, los funcionarios encargados de esas obras se separan del cargo hasta que se determina si el socavón de abrió por causas de la “naturaleza” o de plano por un acto de corrupción.
Además, si una obra de ese tipo se lleva el doble del presupuesto del que se proyectó, las sospechas se esclarecen con una auditoria profunda que determina qué provocó un mayor gasto.
Más aún. Las sospechas llegan cuando una de las empresas que participó en la construcción de la obra que registró en socavón tiene ganada una obra más del gobierno federal. Ni más ni menos que la Torre de Control del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, la obra más emblemática de la administración Peña Nieto, que ya tiene retrasos en su ejecución y que, sin duda, costará más de lo que se ha proyectado.
Hoy, en México hay una exigencia por tener gobiernos transparentes y que rindan cuentas. Y si bien el Sistema Nacional Anticorrupción ha comenzado a funcionar, muy lentamente, la politización que desde el gobierno y su partido han hecho del tema impide que se dé el nombramiento de un Fiscal Anticorrupción independiente al poder presidencial.
La queja del presidente Peña le pega a los que se quejan de la corrupción. Para él, la corrupción no es la raíz de todo lo malo que ocurre en México. Cabría, entonces, preguntarle al mandatario ¿Si no es la corrupción, será la impunidad?
La Letrina. Raúl Cervantes, un jurista que no dejaron ser Ministro de la Corte ni Fiscal General de la República renunció a la Procuraduría ante la Cámara de Senadores. Se quedaron casos abiertos por resolver: Ayotzinapa, Tlatlaya, Odebrecht. Muchos se preguntaran si no pudo o no quiso resolverlos. Creo que la pregunta pertinente sería ¿lo habrían dejado?