Por solidaridad no paramos. La ciudadanía se ha volcado para ayudar, cada quien desde su espacio y posibilidades.
Y por supuesto que en las muestras de solidaridad no podía quedarse atrás la comunidad gastronómica. Establecimientos y negocios de comida de toda índole han abierto sus puertas para preparar y regalar comida en las zonas más afectadas y cercanas a los corredores gastronómicos de la Condesa y la Roma.
Marcas reconocidas o de moda, así como cafés y establecimientos modestos convocaron el miércoles desde temprano a la ciudadanía, ya sea para donar insumos (jamón, bolillos, mayonesa, etcétera) o para preparar alimentos. Tortas y sándwiches elaborados por manos expertas y solidarias. Cadenas de ayuda para alimentar a los rescatistas, brigadistas y afectados en albergues.
Ha sido tanta la respuesta ciudadana para la preparación de alimentos que hacia la tarde ya sobraban manos, pero faltaban ciclistas para repartirlos. En Mexi Bocu, por ejemplo, se prepararon mil 300 tortas.
Personajes como Daniel Ovadía, dueño del Nudo Negro y Peltre, o la estrella Enrique Overa, quien hizo público en su cuenta de Twitter un donativo de 100 mil pesos a nombre de todo el equipo del Pujol, han estado apoyando activamente desde ayer.
Pero también hay restaurantes de cadena que están dando apoyo, como el Olive Garden, que se convirtió en comedor comunitario (sucursal Reforma) para brigadistas, bomberos, paramédicos, rescatistas y personas afectadas. Y la panadería Maison Kayser, que donó toda su producción de pan a vecinos afectados.
Pequeños establecimientos como Alelí Café, en la Roma, y Mariscos Juan, en la Condesa, cancelaron su servicio habitual a comensales y abrieron sus puertas para los vecinos afectados, a quienes están regalando café y comida, prestando el sanitario y compartiendo Wi-fi.
Pero no sólo los cocineros profesionales están “Cuidando a quienes cuidan”, como dice un slogan de la UNICEF, sino también las amas de casa y ciudadanos todos que, desde sus cocinas, están haciendo tortas o llevando café, tamales y atole a las zonas derruidas, porque algo tenemos que hacer con lo poquito o mucho que tenemos.
Y lo que todos los mexicanos sabemos hacer es apapachar a través de la comida.