Se ha hablado mucho del “Plan B” o de contingencia que México instrumentará en caso de que las cosas no salgan como lo esperado en las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN). Parece ser que se está tomando con seriedad esta situación.
El presidente Enrique Peña Nieto se encuentra en China, donde asiste al Diálogo de Líderes de Economías Emergentes y Países en Desarrollo, así como al Foro de Negocios en Xiamen, provincia de Fujian China. Dichos eventos se dan en el marco de la IX cumbre de los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Esta visita podría pasar desapercibida si no estuviéramos en la coyuntura actual. México comienza jugar sus fichas geopolíticas y geoeconómicas. Explico.
Geopolítica. La política exterior de un país es un instrumento para conseguir o contribuir a cumplir el interés nacional. En este caso, la nuestra había estado concentrada, por razones naturales, en Norteamérica y en menor medida en regiones donde prevalecía algún interés comercial y político como América Latina, Europa o Asia, África y Oceanía no han estado en nuestro radar.
Existe también una participación en el seno de los Organismos Multilaterales donde nos hemos comprometido en temas como el calentamiento global (Acuerdo de París), la Agenda de Desarrollo (llamada Agenda 20-30), entre muchos otros.
El activismo en otros Foros Regionales como la propia Organización de Estados Americanos (OEA) es un ejemplo más; sin embargo, desde hace algunos años, salvo la posición de México en torno a la crisis política de Venezuela en el marco de la OEA o en el calentamiento global (Acuerdos de Cancún), la política exterior de México ha administrado los grandes aciertos del pasado en la materia.
Queda en la memoria los Acuerdos de Chapultepec, la participación en el proceso de pacificación en Centroamérica por medio de CONTADORA, el papel activo de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados en los años ochenta que recibió a más de 100 mil refugiados guatemaltecos o el activismo internacional de los años 70´s. He aquí la importancia de la visita a China.
Como se sabe, los BRICS han creado un mecanismo de consulta y cooperación que busca otro modelo de desarrollo considerando a las economías emergentes. Su impacto al día de hoy ha tenido un mayor peso geopolítico que geoeconómico. Mostrar al mundo que México está abierto a nuevas alianzas y contrapesos es un acierto. El poder suave se debe demostrar. Aquí la importancia de la visita a China.
Geoeconomía. En este terreno las cosas adquieren un carácter más complejo. A pesar de que se asista a un foro de negocios internacional, los resultados de ello tendrán que esperar. Se necesita trazar una ruta crítica en la línea del tiempo con objetivos claros para cumplir con nuestros intereses comerciales. Se ha repetido hasta el cansancio sobre la dependencia del mercado del TLCAN. Esto nos condena, por lo menos en el mediano plazo.
Cambiar la lógica de diversificación o mercados sustitutos no se dará por generación espontánea. Hay que trabajar en los esquemas comerciales existentes para promover el incremento de los flujos económicos con los BRICS. ¿Cómo? ¿Bajo qué óptica? ¿En qué tiempo? ¿Por medio de las reglas de la Organización Mundial del Comercio o través de Tratados de Libre Comercio? Las respuestas no son sencillas. Daremos algunas sugerencias comenzando con China en nuestra próxima colaboración.
Artículo del doctor Adolfo Laborde. Analista internacional. Profesor Investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac http://adolfolaborde.com/