El título corresponde a un estudio hecho en 2016 por la Comisión Episcopal para la Pastoral Social cuyo fin era determinar cuáles son las enfermedades que más muertes provocan en el país. El análisis no pretende quedarse en el mero diagnóstico: será la base para diseñar un plan pastoral que permita apoyar a los pacientes de esos males y a sus familiares.
Son tres las enfermedades que, de manera silenciosa, están provocando el fallecimiento de miles de mexicanos cada año: diabetes, obesidad y cáncer. Pero hay un dato adicional: al tratarse de padecimientos crónico-degenerativos, requieren de atención médica especializada.
Los pacientes de estos males, señala el informe, implican un gran costo para el Estado pues saturan los servicios de emergencia del sector salud, rebasan con mucho la capacidad de hospitales e impiden que otros enfermos puedan ser atendidos.
De acuerdo con cifras del Inegi, en 2015 murieron 655 mil 688 mexicanos en todo el país. De ese gran total, 68 mil 577 personas murieron por accidentes (37 mil 190); 20 mil 763 por homicidios y 6 mil 425 se suicidaron.
Esto significa que 587 mil 111 fallecieron por enfermedades; es decir, el 89.54%. El Instituto coincide con los datos de la Comisión Episcopal: diabetes mellitus, infartos, tumores malignos, enfermedades del hígado y pulmonares obstructivas fueron los principales padecimientos. Estos males crónicos representan el 50% de las muertes en México.
De hecho, en 23 de las 32 entidades federativas del país, la diabetes se ha convertido en el principal enemigo del sistema nacional de salud. En Tlaxcala, Estado de México, Tabasco, Guanajuato, Michoacán y Puebla, 20 de cada 100 certificados de defunción se expidieron por ese mal.
Desde 2012, este padecimiento ha crecido exponencialmente en el país. En ese año se registraron 85 mil 500 muertes por diabetes, cifra que ya per se era considerada como alarmante. Pero dos años después, la cantidad se elevó a 94 mil 027 defunciones. Especialistas calculan que la estadística aumentará en los siguientes años.
¿A qué se puede atribuir este fenómeno? A los malos hábitos alimenticios, la falta de ejercicio, el sedentarismo de la “vida moderna” y la carga genética. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), los costos sociales de la diabetes ascienden a más de 85 mil 000 millones de pesos al año.
La diabetes está asociada al otro mal que advierte el organismo clerical: el sobrepeso y la obesidad. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2016, tres de cada 10 menores de entre 5 y 11 años de edad, los padecen; al igual que 4 de cada 10 adolescentes de 12 a 19 años; mientras que 7 cada 10 adultos tienen exceso de peso.
Un grupo multidisciplinario de investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estimó en más de 120 mil millones de pesos el costo anual de la obesidad en el país.
En cuando al cáncer, en México se registran 160 mil nuevos casos cada año, 80 mil fallecimientos y cerca de 70% se diagnostican en etapas avanzadas de la enfermedad, lo que complica el tratamiento e impacta en la supervivencia de los afectados, según datos del Instituto Nacional de Cancerología.
La Comisión Episcopal para la Pastoral Social estima que la solución para combatir eficazmente el crecimiento de esas enfermedades es la prevención. En países desarrollados, 60% del gasto en salud se destina a la prevención y el 30% a la atención de los servicios médicos. En el nuestro, la ecuación es totalmente contraria: más del 70% del presupuesto se dedica a la atención de los enfermos.
Por ello, el organismo católico impulsa una campaña nacional en tres fases: concientización dirigida a los menores; activación para que un miembro de la familia se encargue del cumplimiento de una cartilla de salud que incluya actividad física, consumo de agua y de alimentos saludables, así como visitas al médico, y la transformación por medio de “agentes de salud” que sirvan de vínculo entre la población afectada por estos males y las instituciones de salud.
En los tiempos de las narcoligas de famosos (entiéndase Rafael Márquez y Julión Álvarez), de la eliminación de “candados” en los partidos (léase PRI y el “traje a la medida” para José Antonio Meade y Aurelio Nuño), y de la renegociación de los acuerdos comerciales (interprétese el odio de Donald Trump al Tratado de Libre Comercio de América del Norte), es sano que la Iglesia Católica se pregunte de qué están muriendo los mexicano y se ocupe, no sólo con diagnósticos, sino con soluciones, para hacer frente a esas enfermedades.