La necesidad de un candidato que marque la diferencia entre todos los suspirantes que hay actualmente tiene ocupados a todos los partidos. Ninguna institución política obtendría por sí solo los votos necesarios para definir al próximo presidente de la República.
Alianzas, coaliciones, frentes, como quiera llamarle, serán los espacios que busquen los partidos para intentar el triunfo.
¿Se imagina usted un candidato ganador con 25 o 33% de los votos emitidos? Una solución para evitar ese escenario era la segunda vuelta; que el país decidiera entre los dos candidatos con mayor votación, pero no quisieron, ni siquiera lo intentaron. ¡Ni hablar!
El asunto es que, así como no lograron esta posibilidad de darle una salida con legitimidad a una elección que se proyecta complicada, tampoco van a lograr la consolidación de esos frentes opositores. Desde el momento en que la unión es para vencer a tal o cual personaje, se desmorona el proyecto.
El poder ha cegado a algunos, ha empecinado a otros y ha pervertido a muchos. Ya vimos lo que pasó con los talentosos jóvenes priistas que llegaron al poder. Malos para gobernar, buenísimos para saquear. O los empresarios que creyeron que la presidencia era como administrar un negocio.
Sin duda hay grupos que tienen el propósito de impulsar un proyecto, una plataforma para llegar al poder y dirigir el rumbo del país. Pero cuando antes del proyecto se busca al candidato, se avecina un mal “negocio”.
El proceso electoral 2018 ya arrancó. Para noviembre y diciembre ya deberíamos tener perfilados por lo menos cuatro candidatos. Morena ya tiene apoyo de otros partidos. El Verde ecologista fanfarroneó con proponer a un candidato propio. El PRI tendrá que buscar más aliados que el Verde y PANAL. PAN y PRD deslizaron la insólita idea de ir juntos a la elección, en un Frente Amplio Opositor. La idea no es mala, es imposible.
En el PAN tres personas se disputan la elección del candidato. En el PRD hay quienes la quieren, pero quién sabe si la merezcan. El tema es ¿cuál de los dos partidos aceptará que su candidato sea un adversario? ¿Usted cree que en la férrea pelea que hay en el PAN acepten a un perredista? Yo no.
En cambio, en el PRD tal vez acepten a un panista, porque no tiene un candidato de peso, pero ¿los verdaderos perredistas, esos de izquierda ortodoxa, lo aceptarán? Tampoco lo creo.
Hace unos días, Ricardo Anaya como presidente del PAN y aspirante a la candidatura, acusó al PRI de un supuesto boicot al Frente Amplio Opositor. ¿Tendrá el PRI la necesidad de hacerlo o esperará a ver cómo el Frente se va desinflando poco a poco? Veremos.
Pensar en un Frente Opositor solo para sacar del poder al PRI y evitar que Andrés Manuel López Obrador llegue a los Pinos, no tiene sentido. Se requiere de un gobierno de coalición, donde se hagan a un lado intereses partidistas y proyectos personales para hacer realidad el cambio que el país merece.
Para como están las cosas, este es el momento para impulsar a un verdadero independiente, que represente a los mexicanos hartos de los partidos políticos, un personaje que tenga la visión de un estadista y que logre la empatía que los partidos han tirado a la basura. Son muchos los que quieren pero muy pocos los que pudieran ser vistos con buenos ojos por una ciudadanía harta y escéptica.
Lamentablemente el problema que enfrentaremos en la elección del 2018 es que entre más candidatos tengamos, menos posibilidades habrá para elegir.