Si bien en los últimos años, jóvenes pertenecientes a la generación Millenial han incursionado en los liderazgos del narcotráfico, sus estilos estridentes, las traiciones y disputas contra sus otrora aliados, han provocado que su paso como capos de los cárteles sea efímero.
La entrega de Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, a autoridades de California, Estados Unidos, da cuenta, advierte de una negociación con la Agencia Antinarcóticos de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en ingles) y deja dudas sobre lo precipitado de su decisión, ya que la misma ocurrió en medio del recrudecimiento de los enfrentamientos entre el Cartel de Sinaloa y grupos que antes eran parte de esta organización.
Algunas fuentes afirman que las traiciones de las cuales acusan a López Serrano en el Cartel de Sinaloa lo orillaron a dejar su plaza más importante: la parte que controlaba en Los Cabos, Baja California Sur, para lo cual había establecido una alianza con el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
El “Mini Lic” cobró relevancia entre los liderazgos del narcotráfico por haber creado las Fuerzas Especiales Dámaso (FED) –brazo armado de esa facción del Cártel de Sinaloa que tuvo presencia propia– tras romper los acuerdos con la gente de El Mayo Zambada, en Baja California Sur y por las operaciones que tenían en zonas de Sinaloa como El Dorado.
El “Mini Lic”, quien durante mucho tiempo exhibió a través de Twitter el dinero que dilapidaba en autos deportivos, fiestas y mujeres, dista mucho de haber acatado los cánones adoptados por los capos de mayor edad en Sinaloa, como es el caso de Ismael Zambada García, quien maneja bajo perfil y evita la difusión de fotografías en reuniones sociales.
Esos códigos de los capos mayores de 50 años, han sido seguidos por otros líderes del narcotráfico como Juan José Espárragoza, El Azul, también del Cártel del Pacífico, o por quien fue acribillado en un enfrentamiento con militares en Coahuila: Heriberto Lazcano, alias el Z1 o el Lazca. Estos capos preservaron un liderazgo en el narcotráfico durante años y se colocaron como líderes de esos grupos, reservando su operación y sin dar cuenta de cartas mediáticas filtradas o de concursos vía Twitter para decidir con cuál mujer se iban por una noche, como las que solía organizar el hijo de Dámaso López Núñez.
Otro millenial con un liderazgo de corto plazo, a diferencia del de su tío, Arturo Beltrán Leyva, es Alfredo Beltrán Guzmán, quien tras la detención de su tío, Héctor, asumió el liderazgo de este cártel y empezó una disputa contra los hijos de Guzmán Loera: Alfredo e Iván. Pero particularmente contra el hermano de Joaquín El Chapo Guzmán, Aureliano, también fue aprehendido al quedar a dos fuegos, entre la disputa de estos últimos con ambos Dámasos.
La gente de la sierra en el Triángulo Dorado, cuando se refiere a esos jóvenes, que desde hace 10 años o menos andan en el narco, dice que esos muchachos no respetan, matan enfrente de la familia y a la familia, no respetan acuerdos y para tener una plaza, traicionan a los de su mismo grupo.
Columna de Mónica Perla Hernández. Durante una década fue catedrática en la Universidad “José Vasconcelos” de Durango. Se ha desempeñado en la cobertura de temas del narcotráfico, en localidades serranas y municipios. Cazadora de historias, apasionada de la investigación. Tiene una ambivalencia: leer a la antigüita y ser consumidora de redes sociales.