Hace 10 años que Salvador no se metía a una alberca, y es que el catéter que tiene puesto a consecuencia de la insuficiencia renal que padece, no se lo permite. Aunado a ello, su debilidad visual y motriz representan una lucha que libra junto con su esposa Judith.
No obstante, Judith y Salvador son una pareja entusiasta. Esta Semana Santa acudieron al balneario de San Juan de Aragón, ubicado en la delegación Gustavo A. Madero, para cumplir un deseo de Salvador: ir a mojar sus pies.
La alberca con acceso universal de este centro recreativo del gobierno capitalino se vio abarrotada este fin de semana, y en ella también personas con capacidades diferentes pudieron bañarse junto con sus familiares y bajo la supervisión de personal experto en el tratamiento de pacientes con estas características.