jueves 21 noviembre, 2024
Mujer es Más –
GILDA MELGAR

«DOLCE ÁLTER EGO»: Tres de tinto y dos de mezcal

Durante mi infancia, comer helados fue una costumbre de cualquier día y época del año. Cuando se vive en un país con un clima promedio de 30 grados, consumir líquidos congelados (paletas, nieves o helados) es algo cotidiano y no hay que esperar al fin de semana o la celebración de una fiesta para disfrutarlos.

Quizá justamente por el lugar donde crecí, desde niña tuve predilección por las nieves (como llamamos en México a los helados a base de agua), especialmente por aquellas de frutos propios de mi tierra, como el Arrayán (parecido a la guayaba, pero mucho más ácido) o el Marañón (fruta ácida, carnosa y jugosa, conocida también como Merey, de la que proviene la Nuez de la India).

De los helados de crema, sólo me gustaban los de Fresas con crema y Ron con pasas, así como la “Vaca negra” (una bola de helado de vainilla flotando en Coca Cola), que servían en los cafés de moda, a donde mi papá nos llevaba los sábados.

Los calores de los últimos días me han hecho recordar esos placeres y se me han antojado como nunca las nieves, igual que a una niña. Recordando ese galón de “Ron con pasas” que mi mamá compraba para ofrecer como postre en las comidas familiares de los domingos, caí en la cuenta de que desde entonces me gusta el “helado con trago”, ¿o el “trago con helado”?

El caso es que este calor –que ha llegado los 27 grados– y la variada oferta de heladerías de la Ciudad de México, son los culpables de que yo ande requiriendo de helados y paletas, sólo que ahora, siendo adulta, los quiero “con piquete”, como dicta la moda repostera dentro la cual hay varias opciones.

Como soy fan del vino tinto, acudí a estas heladerías para probar sus opciones con sabor a vino y otros alcoholes, como el mezcal y el tequila, en combinación con frutas tropicales.

Uno a la vez

Aquí, algunos de mis hallazgos y recomendaciones. Con estas opciones podrán mitigar la sed, disfrutar como niños y beber un trago a la vez.

Delicia 1Delicia 2

Helados QBE:

Esta heladería de culto, situada a un costado del parque Tlacoquemécatl, en la Colonia del Valle (sobre Adolfo Prieto), es un rincón favorito de los vecinos y allegados a la zona. Aunque por fuera parece una heladería sencilla de barrio, su oferta dista mucho de ser la de cualquiera. El lugar siempre está tan lleno que atienden con “fichas de turno”. Lo que definitivamente tienen que probar aquí son las nieves de Vino tinto, Pico de Gallo (jícama, pepino, limón y chile) y tequila.

Helado Obscuro (http://www.heladoobscuro.com/):

La marca pionera de los “helados con piquete” cuenta con una nueva propuesta: “Helado Obscuro Bar”, aunque sólo en tres de sus sucursales. Sus más famosos sabores ahora se presentan con más alcohol en forma de cocteles, como “postres líquidos” o “tragos sorprendentes”. Por ejemplo, los shots de tequila y mezcal vienen con una minipaleta para chupar entre trago y trago. Prueben la “charola de shots” con 6 cocteles diferentes (preparados con helados de mezcal, tequila y vodka, dos de cada uno y a elección del comensal).

Pueden pedir Kiwi con mezcal o Maracuyá con mezcal (dulces y aciditos), Margarita de limón con cristales de sal de mar (ese toque de sal lo hace diferente y divertido) o bien, mi favorito, el de Tuna, piña y mezcal (con intenso sabor a tuna, piña casi imperceptible, pero que en conjunto resulta bueno y poco dulce).

Si van en pareja, prueben el coctel Babas de colibrí (vino blanco espumoso con una bola de helado de su elección) y pídanlo con el sabor de Vino espumoso con pétalos de rosa (delicado y poco dulce). De la línea tradicional y para cerrar con broche de oro una paella dominguera en casa, lleven y ofrezcan a sus invitados una bola del Sangre Europea (arándanos con vino tinto y vodka), una delicia agridulce que definitivamente sabe a trago y es súper refrescante.

Milacro (http://www.milacro.com/):  

Los helados artesanales de esta marca con técnica italiana, sin colorantes ni conservadores, que mezclan sabores europeos con mexicanos gana adeptos justamente por resaltar los sabores naturales de sus productos y ofrecer opciones con endulzante stevia. Yo acudí a la sucursal de Narvarte expresamente para probar los de Clericot (que sí sabe a vino y contiene trocitos de fruta; recomiendo servirlo como postre después de una comida con cortes de carne) y Piña Colada (en el que es más perceptible el ron que la piña, pero cumple). No se vayan sin probar su Affogato (café espresso y una bola de helado de Vainilla con lavanda, el sabor insignia de la casa). De verdad, es una delicia.

Feliz viernes de #tragoconhelado o #heladocontrago. 

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