El pasado 22 de marzo ha sido nombrado Día mundial del Agua por la ONU (organización de Naciones Unidas), pero ¿para qué sirve un Día internacional? Se designa una fecha por la Asamblea General con el objetivo de realizar una serie de actividades dirigidas a sensibilizar a la población sobre un problema. Es decir, la ONU está señalando la existencia de un pendiente, esperando que los distintos Estados tomen acciones para su resolución, o bien que los ciudadanos las exijan a sus gobiernos. Así podemos ver que el calendario anual se va llenando de pendientes por resolver, el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación racial, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, etc.
Regresando al 22 de marzo, es un día para que estemos conscientes de que el agua es un recurso natural vital para la existencia de la vida. No solo es indispensable para la vida de los humanos, es esencial para cualquier ecosistema de este planeta. Aunque el agua abarque el 75% de la superficie terrestre a través de ríos, océanos, lagos, solo el 2.5% de esta agua es dulce, y por lo tanto apta para el consumo humano. Cabe señalar que solo el 1% está disponible, su distribución es desigual en el planeta. No todos tienen acceso al agua, y menos al agua de calidad.
Sin duda, en las últimas décadas han estado más presentes los problemas ambientales, nos hemos familiarizado con ello, y hoy sabemos que el planeta se encuentra amenazado; es decir, el tema ambiental tiene una perspectiva global y múltiples aristas. El asunto del agua con respecto a su cantidad y calidad es un desafío para el mundo, y sin duda para México.
El deterioro ambiental y el problema de la escasez y calidad del agua están relacionados con el crecimiento demográfico y la tendencia al crecimiento de las urbes. Hay pronósticos que indican que para el 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. El proceso de urbanización hasta hoy ha traído como consecuencia un deterioro del medio ambiente, las ciudades han crecido de manera desordenada, sin planeación ni ordenamiento territorial, con una ausente infraestructura de movilidad que sea amigable con el medio ambiente. El crecimiento de las ciudades solo ha respondido a necesidades de crecimiento económico provocando deforestación y complejizando aún más la problemática.
Dicha tendencia agrava el tema de deterioro ambiental, y con ello de la crisis del agua. Nos hace suponer un incremento considerable en su demanda; sin embargo no es solo un tema de abastecimiento, como históricamente se ha orientado en México. La gestión del agua se orienta hacia una respuesta técnica de abastecimiento.
Es importante señalar que lo que se está provocando es un desequilibrio entre demanda del agua y oferta natural de ésta, pues el crecimiento de la ciudad ha afectado el ciclo hidrológico.
Es compleja la situación ambiental que hoy vivimos en el mundo, y en especial en México, la degradación ambiental y el problema del agua van acompañados de desigualdad económica y social, por lo que es urgente reorientar nuestros paradigmas de desarrollo económico, y nuestros estilos de vida. ¿Quién lo deberá hacer? Está claro que es tema que nos afecta a todos y por lo tanto es responsabilidad de todos. Yo creo que las instituciones educativas y en especial la Educación Superior juegan un papel fundamental en la prevención y generación de soluciones.
Las universidades deben de reconocerse como instituciones fundamentales que deberán de contribuir a la mejora de la calidad de vida de los mexicanos. Las Instituciones de Educación Superior se encuentran en un momento decisivo de su historia, pues deberían de ser capaces de desarrollar, a partir de una ética de la sustentabilidad, conocimientos que contribuyan a una sociedad sustentable, pero también formar profesionistas cuya práctica esté respaldada en la protección del medio ambiente.
Las universidades tienen mucho que hacer, desde replantear sus prácticas cotidianas como el uso de agua en los inodoros, sus plantas de tratamiento de aguas, materias que se imparten, rediseños curriculares, una propuesta ética de corresponsabilidad con el medio ambiente, hasta líneas de investigación con soluciones contundentes.
Mayra Rojas es docente en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (Campus Estado de México), en la Universidad Iberoamericana (Cd. de México). Doctora en Ciencias Sociales y Políticas (Universidad Iberoamericana).