Mientras algunos reciben bonos secretos, la mitad de los mexicanos están en la pobreza.
Me encantaría hacer un paréntesis para dejar a un lado todo lo negativo del 2016 y no pensar que el pronóstico para el próximo año no es nada favorable y festejar las fiestas decembrinas como si nada pasara, pero es casi imposible.
Una vez más habrá que apretarse el cinturón porque en el tema económico se espera un 2017 complicado. Una moneda devaluada, con el dólar a 23-25 pesos, estiman los especialistas; un crecimiento económico apenas arriba de un punto; por ende, pérdida de empleos, salarios castigadísimos y una inflación alta; gasolinas caras y servicios deficientes.
Podría usted pensar que soy pesimista, pero no he dicho todo, el 20 de enero se consuma uno de los peores momentos para el país, asume como presidente de los Estados Unidos el inefable Donald Trump.
Ni siquiera el hecho de que el presidente electo se haya sentado a cenar con el empresario más importante de México, Carlos Slim, puede relajarnos. Ya salió incluso la habilidad nacional, para asegurar que esa reunión fue “para que el muro se construya con cargo a los mexicanos a través de nuestro recibo de teléfono”. Aunque sea chiste, cuesta trabajo reírse.
Ya lo advirtió el aún gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, que Donald Trump será para los mexicanos “una película de terror”.
En ese contexto, ni las peticiones del Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera a la Virgen de Guadalupe, ni los buenos deseos navideños nos librarán del mal.
Pero mientras la gran mayoría padece las consecuencias y sufre, hay otros con los que Santa Claus fue más generoso: los funcionarios públicos.
Unos recibieron, adelantados, bonos o gratificaciones exorbitantes de fin de año.
Los legisladores, por ejemplo, no quisieron poner “un buen ejemplo” y se dieron su buena Navidad.
No les importa que el 2017 vaya a ser gris, tampoco les importó los recortes al campo, desarrollo social, ciencia, tecnología, salud y cultura; menos les iba a importar la austeridad. ¿A quién le importa que más de la mitad de los mexicanos sean pobres? ¿A quién le preocupa que en estas fiestas navideñas, millones de personas no tengan para cenar? ¿A quién? Porque a los diputados, no.
Ellos no escatimaron. Se repartieron 75 millones de pesos. A través de un bono de 150 mil pesos para cada uno de los 500 diputados, bajo la figura de “asistencia legislativa”.
Hay que reconocer que algunos, la minoría (no más de 30) dijo NO a ese “moche”, “dispendio” o como le quiera usted llamar. Diputados de MORENA, Movimiento Ciudadano, PANAL, algunos del PRI y del Partido Verde Ecologista, además del diputado independiente Manuel Clouthier, rechazaron el regalito.
Los que lo aprobaron y quienes lo recibieron, argumentan que es irrenunciable porque ya está etiquetado. Mmmm mala espina. Habrá que estar atentos y confirmar a dónde se fue “ese dinero etiquetado”. Si realmente lo destinaron a alguna obra, si lo aplicaron en temas sociales, si, como anunciaron algunos, lo donaron a instituciones o si como muchos creen, simplemente lo depositaron en sus bolsillos.
Porque la verdad, dudo que lo justifiquen. Sólo hay que recordar al mismísimo presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Francisco Martínez Neri, quien aseguró que los legisladores están obligados a presentar pruebas de que se utilizó en “Atención de asuntos legislativos” y que además el SAT los fiscalizará.
Ni que no supieran buscar huecos legislativos para salirse con la suya. Ellos no están acostumbrados a rendir cuentas, ellos aprueban sus propias iniciativas y los ciudadanos ahí seguimos pasmados, sin exigir nada, con el pretexto de que no pasa nada.
Otros diputados dijeron que lo aceptaban, porque si no se lo reparten entre el resto de legisladores de la bancada.
Así las cosas… otros funcionarios de alto nivel también recibirán una jugosa gratificación de fin de año, tan jugosa que hasta la Arquidiócesis de México la calificó como “escandalosa”, “inmoral” e “indignante”.
Considere usted si le faltó algún adjetivo: senadores 234 mil 330 pesos; Auditor Superior de la Federación 404 mil 278 pesos; ministros de la SCJN 586 mil 356 pesos; consejeros de la Judicatura 378 mil 050 pesos; magistrados del TEPJF 586 mil 321 pesos; consejeros electorales del INE 537 mil 762 pesos; presidente de la CNDH 404 mil 138 pesos.
Y luego se preguntan ¿por qué el enojo social?