El tiempo se ha convertido en un valor económico.
¿Qué significa el tiempo en la sociedad moderna? ¿Qué experiencia tenemos con el tiempo? Las respuestas a estas preguntas nos van a conducir sin duda a la manera en que la sociedad actual estructura e institucionaliza de manera específica la temporalidad.
El tiempo tiene un significado global que le ha sido conferido por la sociedad. La modernidad ha sincronizado las temporalidades de las distintas sociedades en un único tiempo, homogéneo y mesurable. Se ha generado una estricta medida del tiempo que ha conllevado a una disciplina de la temporalidad que domina nuestras vidas. No podríamos dejar de mencionar el papel fundamental que el reloj ha jugado, ha sido un dispositivo que ha colaborado a esta imposición de regularidad temporal.
El tiempo se ha convertido en un valor económico, de rendimiento productivo, que se ha desvinculado por completo del espacio y de la memoria. En “Tiempos Modernos”, largometraje escrito y dirigido por Charles Chaplin, quien además es el protagonista, se hace una severa crítica al método taylorista de medición de tiempos en el trabajo. La industrialización va a imponer nuevos ritmos de tiempo; éste vale tanto como se produce.
¿Cómo enfrentar este determinismo en un mundo que genera desempleo, pobreza? ¿Cuál es la situación de una población de adultos mayores frente al valor actual del tiempo? ¿Cuánto vale mi tiempo? ¿Mi tiempo vale menos, o más que el tuyo? ¿Qué valor tiene el tiempo de los niños?
A lo largo del siglo XIX, fueron apareciendo alternativas para gestionar y concebir el tiempo de una manera distinta. En 1827, Josiah Warren cuestionaba severamente la medición del tiempo, el valor, el trabajo invertido; él consideraba que no era ético cargar un bien con un precio. Surgió así la primera idea considerada como el antecedente de lo que hoy se conoce como “bancos de tiempo”. Poco a poco esta idea fue evolucionando hasta la propuesta de usar concretamente el tiempo como unidad de intercambio.
La génesis contemporánea e intelectual de los Bancos del Tiempo formales y estructurados comenzó en los años 80 con un sistema de trueque en Canadá, y poco a poco se han ido extiendo sobre todo en Europa, Estados Unidos, Japón. Edgar Cahn ha sido un pionero de los Bancos del Tiempo actuales, y su influencia ha sido notable en el incremento significativo de estas organizaciones en Estados Unidos.
Hoy se le da el nombre formal de Bancos de Tiempo a las instituciones comunitarias que usan horas de tiempo como divisa de cambio. Esto va a permitir a sus usuarios intercambiar su propio tiempo valorando los conceptos de igualdad, mutualismo, solidaridad. Los Bancos de Tiempo tienen la pretensión de funcionar como una alternativa al mercado, llenando los vacíos que este no valora, como por ejemplo el tiempo dedicado al cuidado del otro; criar niños, cuidad adultos mayores, o bien revitalizar la comunidad, preservar el medio ambiente.
Julio Gisbert Quero, presidente de la Asociación para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo con sede en Barcelona, miembro del Comité de Expertos del Proyecto Europeo de Cooperación CROSS (Citizen Reinforcing Open Smart Synergies) y autor del libro “Vivir sin empleo”, ha sido una pieza fundamental en el desarrollo de los Bancos de Tiempo en España, y ha compartido sus experiencias con otras naciones Europeas y Latinoamericanas. Sus esfuerzos han estado encaminados a generar alternativas para un modelo económico más justo y equitativo, promoviendo experiencias económicas locales que estimulen la asociación y el carácter comunitario.
Los Bancos de Tiempo son una alternativa que permitiría desafiar no sólo la sobrevivencia a partir de intercambios de servicios entre una comunidad que enfrenta el problema del desempleo, sino como una posibilidad que va más allá. Es una organización de la comunidad basada en la economía de la equidad, compartir sin precio, corresponder al otro, sustituir precio por aprecio, desafiando de esta manera el sistema monetario.
Gisbert se encuentra en México participando de su experiencia y generando nuevos retos para este lado del Atlántico. Sus planteamientos y reflexiones en torno a las alternativas para enfrentar la economía global, nos lleva a poner la mirada en lo local, en la comunidad, en la posibilidad de potencializar lo colaborativo. Los Bancos el Tiempo son una propuesta que tiene como punto de partida la riqueza que se genera a partir de la confianza.
No son un único modelo de gestión, son un mundo de posibilidades, una economía alterna de intercambios que fortalece el sentido comunitario y las particularidades de cada comunidad.
El que las sociedades gestionen sus tiempos es algo subversivo y transgresor, pero es una opción que pudiéramos explorar.
Mayra Rojas es docente en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (Campus Estado de México), en la Universidad Iberoamericana (Cd. de México). Dra. en Ciencias Sociales y Políticas (Universidad Iberoamericana).