El baile puede ser un ejemplo de cómo sanar una de nuestras tragedias sociales actuales: ponernos el pie.
Bailar es celebrar y sentir. Bailar es apropiarse del cuerpo y compartir.
Sí, bailar es un acto de comunión y gozo. Porque a diferencia del talento para cantar, el baile nos está permitido a todos.
Por eso en las fiestas cantan los que saben y se atreven, pero a la hora de la música y la pista, el momento es democrático y republicano.
Y es que bailan los acompasados y los arrítmicos; los esbeltos y los pasaditos; los alegres y los mal encarados; los guapos y los simpáticos; los aplicados y los hijos del desmadre.
Sinónimo de festejo, el baile se convirtió en los años de la onda disco en una alternativa de entrenamiento físico.
Así que desde los aerobics hasta la zumba, pasando por el spinning, bailar ahora también es cosa seria, una forma de ejercitarse, como ir al gimnasio. Pero con la ventaja de la música.
Bajo ese concepto, nuestra querida Lizbeth Álvarez, reportera, editora y columnista de Mujer_es Más, autora con Ian Soriano de la sección SIN APUNTADOR (la video-entrevista), impulsa desde la plataforma de esta revista digital la campaña “Ponte los tenis”.
Maestra de diversas modalidades de entrenamiento físico, nuestra colega es incansable impulsora de las llamadas clases abiertas en espacios públicos, donde mujeres de todas las condiciones y edades se reúnen a disfrutar del baile.
Liz Álvarez ha tenido el ímpetu y la creatividad de llevar esta iniciativa a explanadas, parques y canchas de la CDMX con el mensaje a favor de la salud física y la convivencia.
Con Mujer_es Más, la campaña “Ponte los tenis” comparte, además, el mensaje de que empoderamiento femenino debe traducirse en la apropiación de nuestras vidas y de nuestros cuerpos.
Y bailar libre y abiertamente con otras mujeres también es una forma de celebrarnos, de asumir la condición de nuestro género y de pensar en esos tantos pendientes que estamos obligadas a saldar.
Uno de esos grandes pendientes es la idea de que en esta sociedad se triunfa y se gana cuando más capaz eres de partirle la madre a los demás.
La competencia como sinónimo de codazos y de colocarnos por encima de los demás es una de las tragedias sociales que actualmente afrontamos.
Por supuesto que competir es sano e indispensable para el desarrollo, siempre y cuando la cultura del mérito se imponga por encima de las tranzas, los privilegios y el agandalle.
Por eso cuando hemos disfrutado de la clase de Liz Álvarez en “Ponte los tenis”, pienso en la importancia de este espacio para promover la capacidad de sumar.
Sí, sumar con antítesis de polarizar y destruir. Sumar como ruta de empoderamiento del género, entendiendo que compartimos problemas y potencialidades.
Y a la clase vaya que se han sumado otros actores relevantes como las autoridades de las delegaciones de Tlalpan, Miguel Hidalgo y Xochimilco, destacando la presencia y el involucramiento de sus titulares mujeres, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
De manera que si aplaudimos el baile como ruta de liberación y la suma de esfuerzos como único camino para asumirnos como sociedad, no podemos más que festejar el video que esta semana comenzó a difundir el sector salud federal.
Y es que con motivo de la campaña mundial en octubre a favor de la prevención del cáncer de mama, los titulares de la Secretaría del ramo, José Narro Robles, así como del IMSS, Mikel Arriola, y del ISSSTE, José Reyes Baeza se pusieron literalmente a bailar.
La canción se creó explícitamente para ese vídeo y la interpreta la banda Los hijos de Frida. Alegre, de tonada pegajosa, la rola invita a las mujeres a explorarse:
“Explórate/ Descubre con tus manos si algo no está bien/ Quiérete/ Siempre hay esperanza/ Usa el tiempo a tu favor/ Y mírate al espejo al despertar/ Hoy es otro día, otra oportunidad/ Pon una sonrisa al caminar/ Juntos de la mano/ no te vamos a dejar”.
Y qué decir del estribillo.
“Ámate que amarse es amar a los demás/ Cuida de tu vida/ No te debes esperar/Ámate… ámate”.
Me encantó. Sencillamente me encantó la canción, la idea y ver a los funcionarios bailando.
¿Que eso no basta y no quita los rezagos del sector? Por supuesto que no. Pero esa es otra historia. Por lo pronto. Nosotras bailamos, Y ellos también.