“La libertad y la autonomía de las mujeres es todavía una de las grandes aspiraciones del feminismo internacional”.
En mis años universitarios, en la gloriosa Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, me ilusionaba leer y coleccionar el suplemento Doble Jornada.
Admiraba tanto a su directora, editora y reportera Sara Lovera por su fuerza, audacia y capacidad de trabajo.
Ser periodista feminista en aquellos años 80 era como abrazar la utopía. Los llamados informadores “comprometidos” debían estarlo con “la revolución” con mayúscula. Pero eso de la causa de las mujeres era visto como una excentricidad.
A finales de los 90, en la cobertura de las cumbres internacionales vinculadas a la agenda de género, tuve el privilegio de convivir con aquélla gurú del periodismo.
Coincidimos en una Asamblea de la ONU en Nueva York y fui muy feliz cuando me dejó acompañarla.
Con la generosidad que da la intensidad como signo de vida, Sara Lovera me sumó a las pláticas de café con las activistas mexicanas.
Fue entonces que también conocí a Patricia Olamendi y a Paty Mercado, dos referentes claves en la lucha por la equidad.
Platicar con Sara sobre cómo las políticas mexicanas se sumaban a la agenda de género, entender la importancia de la pluralidad y caminar con ella en Times Square resultó una experiencia inolvidable.
En casa, mi hermana Gilda Melgar y yo éramos feministas por herencia de mi madre Candelaria Navas y por convicción.
Pero con Sara entendí que la militancia a favor de la equidad debía traducirse en miradas periodísticas y en coberturas que visibilizaran el esfuerzo siempre ninguneado y muchas veces invisible de las mujeres.
Para entonces, ella era la líder latinoamericana de la agencia CIMAC, donde se producían contenidos que daban cuenta de la hazaña femenina en la región.
Sin rezagarse nunca, apasionada siempre de su oficio y sus batallas, Sara continuó generando plataformas y espacios para el debate y el diálogo.
Y esa trayectoria de lucha, ejemplo y construcción de alternativas es la que este año ha merecido el Premio Nacional de Periodismo.
En MUJERES MÁS nos hemos sumado a la celebración de este justo y mínimo reconocimiento a una periodista incansable y creativa.
Porque esta revista digital es hija de aquella Doble Jornada que leíamos en Ciudad Universitaria con tanta emoción, la misma que me hizo llorar de alegría este miércoles al disfrutar la video-entrevista que Lizbeth Álvarez, Ian Soriano y Carlos Romero le hicieron a Sara Lovera para nuestra sección SIN APUNTADOR.
“La libertad y la autonomía de las mujeres es todavía una de las grandes aspiraciones del feminismo internacional”, les dijo nuestra periodista.
Sí, Sara, porque esas aspiraciones marcan tu camino, te damos las gracias por la palabra y por la intensa alegría de vivir sin tregua nuestro oficio, el de intentar contar y comprender nuestro mundo y nuestro tiempo.
