Ningún registro que ubique al Kevin, como una pieza importante dentro del Cartel de Sinaloa
En la sierra nadie ubica a Julio Óscar Ortiz Vega, alias El Kevin, como lugarteniente, como capo, ni como jefe de seguridad del Cártel de Sinaloa, así que la versión de su rescate no resulta verosímil, como para haber provocado una emboscada a los militares ocurrida en una de las entradas a Culiacán, Sinaloa.
Las versiones no oficiales señalan que el rescatado pudo haber sido Aureliano Guzmán Loera, alias el Guano, quien es hermano de Joaquín Guzmán Loera, y una de las cabezas del citado Cártel que está a cargo de Ismael “El Mayo Zambada”.
El Guano había sido parte de otro enfrentamiento en Badiraguato, según esas versiones en contra de la gente de Alfredo Beltrán Guzmán “El Mochomito”, y de ahí los soldados lo habían trasladado para recibir atención médica, pero al entrar a Culiacán fueron emboscados por un grupo armado con barret y rifles de asalto.
Tras la emboscada, el pasado fin de semana surgieron versiones que señalaban como autores materiales a los hermanos Guzmán Loera: Alfredo e Iván Archivaldo, pero el abogado de su padre desmintió la versión.
Los rescatistas del Guano, al parecer no fueron sus sobrinos, sino las Fuerzas Especiales Dámaso (FED), el grupo de sicarios del Minilic.
Hasta hace algunos años en el argot del narco mexicano, si alguien hablaba de las fuerzas especiales, pensaba en boinas rojas, pero desde algún tiempo, cuando se menciona a las FED se habla de las disputas de ese grupo al cual controla Dámaso López Serrano, alias “el Minilic”.
El Minilic es otro de los capos que pertenece a la generación de los millenials, y que es parte desde su lugar en la estructura del Cartel del Pacífico de esta lucha por la plaza de Sinaloa, que se libra desde el ataque a La Tuna, entre Alfredo Beltrán Guzmán y Aureliano Guzmán Loera.
Así, si bien la emboscada ha atraído los reflectores a Culiacán, el pleito entre familiares (los Guzmán Loera contra Beltrán Guzmán), libró otro episodio, en el cual aunque sorprenda a algunos medios y columnistas de la Ciudad de México por la infiltración del narco en el Ejército, desafortunadamente en los territorios con presencia del narco en el país no resulta ninguna novedad. Hace años que desde las fuerzas armadas el narco recibe pitazos o tiene chivatos metidos.
Tampoco es de sorprender que algunos policías de Badiraguato y de Culiacán estén coludidos con uno de los grupos que se disputa la plaza en esa parte del noroeste del país. Hace muchos años que el narco permeó demasiadas estructuras. Lo que sí es de llamar la atención es que desde algunos medios nacionales impresos y electrónicos se insista en la versión de que se trata de un pleito entre los Guzmán Loera y El Chapo Isidro, cuando éste último personaje tiene desde hace meses una presencia demasiado disminuida en esa zona, y por cierto, su territorio más fuerte fue Mazatlán, no Culiacán, así como algunos municipios serranos de ese estado.
Como relatamos hace varias semanas desde este espacio de Crónicas de Poder, cuando nos referimos a Alfredo Beltrán Guzmán, nada peor que un pleito entre familias, y Joaquín Guzmán, su hermano y sus hijos sufren los embates del Mochomito.
Mónica Perla Hernández. Cazadora de historias. Catedrática en la Universidad José Vasconcelos de Durango durante una década. Ha cubierto temas de narcotráfico durante mucho tiempo, yendo a las localidades serranas y a otros municipios, donde las comunidades viven ese fenómeno en su vida cotidiana.