El recuento del primer debate Hillary-Trump, comparado con los debates en México.
No sé ustedes, pero yo me emocioné con el debate entre los candidatos presidenciales de Estados Unidos. Me sentí como espectadora de una pelea de box. Un combate de 90 minutos donde no sólo estaba en juego un cinturón mundial, sino el futuro mismo del planeta. No creo exagerar.
Me emocioné con el uppercut que acomodó la abanderada demócrata cuando acusó a su contrincante de negarse a transparentar su situación fiscal.
“No tengo ninguna razón para pensar que él va a divulgar sus declaraciones de impuestos, porque hay algo que esconde”, lanzó Hillary Clinton al rematar con que esos aspectos sin responder dejan dudas sobre si es tan rico y caritativo como presume.
Donald Trump hizo un juego de piernas para no caer a la lona: “Divulgaré mis declaraciones de impuestos cuando ella divulgue sus 33 mil correos electrónicos que han sido borrados”.
Siguió el intercambio de golpes: “Cometí un error usando un e-mail privado y asumo la responsabilidad por ello”, contestó ella. “No fue un error, lo hizo a propósito”, provocó el abanderado republicano.
El magnate dio un golpe bajo al acusar a su oponente y al actual presidente Barack Obama de promover el surgimiento del Estado Islámico (EI), al autorizar la salida de las tropas estadunidenses de Irak en 2011.
La ex secretaria de Estado se fajó bien y respondió: “Donald apoyó la guerra de Irak”. Él la interrumpió repetidamente con un “error, error, error”. El réferi, el moderador Lester Holt, recordó que en 2002, antes del inicio de la guerra, Trump mostró su apoyo a esa intervención en una entrevista. El millonario, enojado, trató de callar al periodista de NBC para afirmar que se trataba de un “sinsentido” inventado por “la prensa dominante”.
Pero al asalto decisivo tuvo que ver con temas raciales. El republicano lanzó uno-dos jabs y acusó a su contendiente de estar detrás del “birtherism” -el movimiento que afirmaba que el presidente Obama no nació en Estados Unidos-. Al afirmar que eso fue una mentira, Trump presumió que “gracias” a su insistencia, el mandatario tuvo que mostrar su certificado de nacimiento. “Y creo que hice un buen trabajo”, esquivó.
La reacción de Hillary fue contundente: “Él tiene un largo historial de comportamiento racista”. Se trata, agregó, de “un hombre que ha llamado a las mujeres cerdas, haraganes y perras”; recordó que se refirió a la reina de belleza, Alicia Machado, como Miss Piggy. Luego la llamó Miss Empleada Doméstica. Ya en la lona, Trump preguntó dos veces: “¿de dónde saca eso?”.
Luego de hora y media de intercambio de golpes, pero sin el esperado knock out, Hillary se alzó con el triunfo. Y sí, me emocionó el duelo.
Triunfo por decisión dividida
Tras la esperada primera pelea, el público se dividió. Como parte del post debate, Clinton compartió en su cuenta de Twitter una encuesta de CNN que le daba el triunfo con el 62% de favoritismo, frente a 27 que vio como ganador a Trump.
Otra encuesta a espectadores hecha por Public Policy Polling determinó que 51% pensó que la demócrata ganó mientras que Trump contó con un 40% de las preferencias.
Para no quedarse atrás, el candidato republicano, también por medio de Twitter, compartió cuatro sondeos que lo favorecían: Breitbart News -sitio web de opinión de tendencia conservadora- afirmó que 75% de sus encuestados le concedieron el triunfo y sólo el 24% apoyó a la ex primera dama. Variety, semanario estadunidense dedicado al mundo del entretenimiento, señaló que el 54% votó a favor de Trump y 45% por Clinton.
El medio local NJ de Nueva Jersey apuntó que el empresario se llevó el 56% de las preferencias y Clinton reunió el 39% restante. El medio digital de giro político The Hill dio a Trump como vencedor con el 59% de los votantes, mientras que Clinton sólo alcanzó el 36%.
Sin embargo, un análisis realizado por The Washington Post señaló que algunas de las encuestas donde el republicano resultó vencedor están basadas en información no representativa, cuestionarios dudosos hechos en línea y que incluso inventó sondeos. Lo que en términos boxísticos se llamaría “guantes de yeso”.
La cadena Fox afirmó que el republicano ganó la encuesta post debate de CBS News, a pesar de que Major Garrett, periodista de esa cadena, afirmó en Twitter que este sondeo nunca se realizó.
A su vez, el diario informó que muchas de las encuestas posteriores al debate se hicieron a través de cuestionarios online, los cuales permitían participar a usuarios de todo el mundo, incluidos menores de edad; además, esas mediciones virtuales no tenían manera de verificar la representatividad de la muestra, ni evitar que un usuario votara varias veces.
Entre las encuestas “basura”, el texto menciona los sondeos realizados por Drudge Report, USA Today y el periodista Alex Jones.
The New York Times fue más allá. “Noventa minutos fueron suficientes para que Trump mostrase lo que tenía que ofrecer, que no es mucho. Aunque por algún milagro hubiera querido hacerlo bien, si hubiera desarrollado de un momento a otro una serie coherente de principios y planteamientos políticos, una agenda concreta contra las propuestas de Hillary Clinton o un mínimo nivel de decencia, no habría sido mucho”, publicó en su edición digital.
Y concluyó contundente: “Es absurdo que la carrera presidencial, que el futuro del país esté contaminado por estas carambolas y se base en un ritual de 90 minutos convertido en un cúmulo de falsedades“. Nuevamente a la lona.
¿La pelea estelar en territorio mexicano?
México fue tema en la primera parte del debate. Trump lo sacó a colación y, como era de esperarse, para mal.
Por ejemplo, aseguró que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) “es el peor pacto comercial de la historia” de Estados Unidos y para argumentar su percepción, aseguró: “nuestros empleos se están yendo del país, se están yendo a México y a muchos otros países… Ford se marcha, miles de empleos se van de Michigan, se van de Ohio (…) Se marchan y se marchan a una escala más grande que nunca”.
La automotriz respondió y evidenció una nueva mentira del republicano: “Estamos muy orgullosos de haber invertido 12 mil mdd en nuestras plantas y haber creado 28 mil empleos en Estados Unidos durante los últimos cinco años. Tenemos más empleados en EU que cualquier otra automotriz y producimos más vehículos que cualquier otra firma”, señaló en un comunicado.
Pese a todo, durante el debate, el magnate insistió: “Tenemos que frenar el robo de nuestros empleos” y agregó que la relación comercial bilateral es asimétrica: “Cuando nosotros vendemos en México, hay un impuesto… cuando ellos venden en EU, no hay impuestos”.
También responsabilizó a los connacionales de la violencia en ciertas regiones de la Unión Americana: “Tenemos pandillas en las calles y en muchos casos son de inmigrantes ilegales, que matan gente”.
Lo cierto es que, en los 90 minutos de la batalla, no hizo referencia a una de sus banderas: la construcción de un muro en la frontera común. Analistas señalan que esto fue parte de una estrategia para atraer el voto de afroamericanos e hispanos.
Pero no olvidemos algo: durante el intercambio, Hillary Clinton nunca mencionó directamente a nuestro país. Quizás porque el encuentro era de temas domésticos, pero también puede deberse a la incomodidad y malestar que, según algunos, hay en el equipo de la campaña demócrata y en la propia candidata por la visita y el recibimiento que se dio a Trump en nuestro país.
Es más, algunos apuntan que una clara e inequívoca señal de ese desacuerdo fue su decisión de no atender la invitación que le hizo el presidente Enrique Peña Nieto para venir a territorio nacional.
Lo cierto es que en caso de que el republicano llegara a la Casa Blanca, la relación bilateral sería “muy complicada”, especialmente en temas migratorios, comerciales y políticos. En cambio, con la ex primera dama habría “mucho más entendimiento”, y es muy probable que en caso de ganar la elección haría un “borrón y cuenta nueva” para pasar la página.
México “tira la toalla” en materia de debates
La historia de los debates presidenciales en nuestro país es incipiente. El 12 de mayo de 1994, se realizó el primero y en él participaron los principales candidatos Diego Fernández de Cevallos, del PAN; Ernesto Zedillo, del PRI, y Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD. El panista fue el ganador del encuentro, ya que logró pasar del 9 al 26 %de las preferencias electorales.
En el año 2000, se realizaron dos debates presidenciales, el primero fue en abril. Los asistentes: Francisco Labastida, del PRI; Vicente Fox, del PAN y Partido Verde; Cuauhtémoc Cárdenas, por el PRD-Convergencia-PT; Porfirio Muñoz Ledo, por el PARM; Manuel Camacho Solís por el Partido Centro Democrático y Gilberto Rincón Gallardo por Partido Democracia Social.
En mayo, a petición de Fox Quesada se realizó un segundo debate, en el que sólo participaron él, Cárdenas Solórzano y Labastida Ochoa. Éste resultó un éxito para el panista por su célebre frase “¡Hoy, hoy, hoy!” y por las quejas del priísta: “Me llamó chaparro, me llamó mariquita, me llamó La-vestida”.
En 2006, el primer debate entre los candidatos presidenciales se realizó el martes el 25 abril. Participaron Felipe Calderón, del PAN; Roberto Madrazo del PRI-PVEM; Patricia Mercado del Partido Social Demócrata y Roberto Campa de Nueva Alianza. No acudió Andrés Manuel López Obrador. El segundo debate se realizó en junio con todos los candidatos presidenciales.
En 2012 hubo dos debates. El primero en mayo; participaron Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, Gabriel Quadri y Josefina Vázquez Mota; el segundo, en junio, en Jalisco, donde lo más destacable fue la presencia de la edecán, Julia Orayen. Subrayo este dato para apuntar lo insignificantes que pueden resultar estos encuentros por lo acartonado de su diseño y porque no permiten un verdadero intercambio entre los participantes. Al final son aburridos y poco influyen en la decisión final del electorado.
Después de ver el encontronazo Hillary-Trump, ya se me antojan los dos que siguen el domingo 9 de octubre en la Universidad Washington, en Missouri, y el miércoles 19 de octubre en la Universidad de Nevada, en Las Vegas.
Y añoro que aquí no podamos tener ese tipo de debates que emocionen y hagan sentir al filo de la butaca, en una pelea en la que se juegue el destino del país.
Hannia Novell. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, realizó estudios en Periodismo, Literatura y Seguridad Nacional en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Especialidad en corresponsalía de guerra en La Universidad de Jerusalem (Israel) y una especialidad en comunicación política en George Washington University. Titular del noticiario estelar de Proyecto 40 en su edición nocturna.