Los problemas tienen a los mexicanos indignados.
“En este mundo hay cosas insoportables. Para verlo, debemos observar bien, buscar. Yo le digo a los jóvenes: buscad un poco, encontraréis. La peor actitud es la indiferencia, decir «paso de todo, ya me las apaño». Si os comportáis así, perdéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre. Uno de los componentes indispensables: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue”, José Luis Sampedro
Tony Gatlif, quien basó su película documental en el libro ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, (Indignez-vous, en el original en francés) el best-seller de Navidad de 2010, calificaba su producción cinematográfica como “Mi película ‘Indignados’ es un tributo a los ultrajados”.
Ultrajados e indignados es como últimamente nos sentimos los mexicanos. Al revisar el texto, vemos que el prólogo de la edición en español de José Luis Sampedro contextualiza nuestra actualidad y la realidad mexicana: “El mundo gira como cada día. Vivimos en democracia, en el estado de bienestar de nuestra maravillosa civilización occidental. Aquí no hay guerra, no hay ocupación. Sí, pero ése es el escenario y su decorado. Pero ¿de verdad estamos en una democracia? ¿De verdad bajo ese nombre gobiernan los pueblos de muchos países? ¿O hace tiempo que se ha evolucionado de otro modo?“.
Los hechos en México se nos estrellan en la cara, los mexicanos nos movemos como expresara Begoña Piña cuando se refiere a Indignados: “Entre el desasosiego, la preocupación, la esperanza y la ilusión por cambiar las cosas, por convertir este sistema altamente contaminado en otro más limpio para todos”, pero la apatía social a veces pesa más que la ganas y las acciones para cambiar el terrible statu quo.
Lo que sí avanza a pasos agigantados son los motivos para sentirnos indignados:
Por las grandes asimetrías sociales y económicas que cada día son mayores; por la violencia e inseguridad que parece extenderse por todo el territorio un día sí y el otro también; por los estudiantes de Ayotzinapa; por la entrega de los recursos naturales a las empresas extranjeras; por el mal manejo de la economía nacional; por el incremento de la deuda sin que se refleje en beneficios para millones de mexicanos; por la corrupción sin precedentes de la clase política y el descaro con el que se conducen; por los abusos de los empresarios con el voto de las autoridades; por la impunidad; por el trato no igualitario a todos y todas los mexicanos; por las pocas oportunidades de desarrollo y empleo; por el pésimo servicio de seguridad social; por la devaluación del peso frente al dólar, queriéndola disfrazar de volatilidad atribuible a factores internacionales; por el deterioro del campo mexicano; por los abusos en las tasas de interés de los bancos; por los pésimos gobiernos locales y federal; por el descrédito de los actores y partidos políticos; por la docilidad del congreso en aras de sus intereses por espacios políticos ante el poder Ejecutivo, en donde los intereses de sus representados quedan totalmente ignorados; por la poca independencia del poder judicial; por la poca transparencia en la toma de decisiones; por la ausencia de sensibilidad social y política de los que administran temporalmente las instituciones del estado; por la descomposición social y por tantas cosas que la lista podría seguir y no terminar.
Nunca mejor retomadas las frases de Hessel:
“Actualmente en Europa, y fuera de ella, los financieros, culpables indiscutibles de la crisis, han salvado ya el bache y prosiguen su vida como siempre, sin grandes pérdidas. En cambio, sus víctimas no han recuperado el trabajo ni su nivel de ingresos”.
“Hoy se trata de no sucumbir bajo el huracán destructor de la distracción mediática mientras nos aplican los recortes. No estamos armados, estamos indignados”.
Recomendaciones (Cartelera de la semana):
De Cuatro bodas y un funeral a Cuatro off shore y un dineral
Del silencio de los inocentes al silencio de los indecentes
Los imperdonables: Duarte, Borge y compañía
Tiempos violentos… en la Ciudad de México
Paloma Ruiz. Comunicóloga por la UNAM, con especialidad en Marketing por la Universidad de Berkeley. Ha combinado a lo largo de su vida profesional el análisis político en diversos medios de comunicación nacionales e internacionales, con el diseño de estrategias de comunicación y las relaciones públicas. Amante del mar y el buceo.